ESCALADA ASIMETRICA EN LAS BOLSAS

Sin duda alguna el tono del mercado ha mejorado en las dos últimas semanas. A la bajada en los índices de volatilidad se ha unido una recuperación de un 15% del S&P 500 y que el índice tecnológico Nasdaq 100 se haya situado un 1% por encima del cierre del año 2019. En este caso después de haber cotizado, el 20 de marzo, con un descuento de hasta el 20% en lo que iba de año. El índice tecnológico norteamericano se ha visto beneficiado por el buen desempeño de las biotecnológicas y las compañías vinculadas con el comercio y media on line. Todo esto nos lleva a dos reflexiones rápidas. En primer lugar lo peor ya ha pasado y entramos en una zona constructiva y en segundo lugar que en la nueva normalidad tendremos nuevos ganadores y perdedores. Dos reflexiones que no debemos olvidar los inversores en la toma de decisiones partir de ahora.

No es de extrañar por lo tanto que veamos unos sectores, e incluso índices, con peor comportamiento que otros. La desescalada del impacto del coronavirus en los mercados financieros también va a ser asimétrica. Y esta asimetría va a afectar a todo los tipos de activos. La asimetría la veremos por regiones pero muy especialmente por sectores y temáticas de inversión.

Esta pasada semana el impulso de los mercados ha sido consecuencia de la proyección, por parte de los distintos gobiernos, de medidas de desescalada del confinamiento y calendarios para que la actividad laboral y económica vuelva a la normalidad. El aparente control de la epidemia, según las cifras de contagios y muertes han dejado de aumentar exponencialmente, ha hecho que los gobiernos pongan más peso en la reactivación económica. Inclinando así la balanza en detrimento de la alerta sanitaria. Un aspecto valorado como muy positivo por los mercados y que representa un punto de inflexión hacia la reconstrucción. Supone también un efecto llamada a la toma de posiciones que probablemente veremos intensificada esta semana.

Pero en este frenesí de vuelta no debemos olvidar dos aspectos. En primer lugar, como bien saben los avezados montañeros, debemos tener mucho cuidado en la desescalada. Un tropezón en esta fase puede dar al traste con toda la expedición y con el supuesto éxito de haber hecho cumbre. Así que no se puede cantar victoria todavía, deberemos ir analizando la repercusión de las medidas paulatinamente. Y en segundo lugar, y quizás más importante, es que la vuelta a la actividad de las empresas supone una normalización en la oferta pero el problema que vamos a tener los próximos meses está en la demanda. El cambio en los hábitos a que nos va a llevar la nueva normalidad amenaza claramente a la demanda agregada.

A la hora de invertir conviene que la variable de las compañías que analicemos sea la demanda que sus productos o servicios van a tener en la nueva normalidad. Como he indicado anteriormente, vamos a tener una asimetría en el comportamiento de sectores y que va venir determinada por esta variable. Hay sectores cuya demanda va a permanecer deprimida durante más tiempo del deseado como el turístico, viajes, hostelería, quizás el inmobiliario y determinado comercio de grandes superficies. Para ver la recuperación de estas compañías vamos a tener que esperar más tiempo y puede que algunas se terminen quedando por el camino.

Como conclusión, estamos en un momento positivo por el factor constructivo de las medidas que se van a tomar y vamos a ver una recuperación paulatina en las bolsas y también en la deuda corporativa pero con un comportamiento asimétrico. Conviene ser selectivos en el posicionamiento valorando el impacto que en la demanda de las compañías tiene la nueva normalidad.

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Esta semana la evolución de la pandemia y la desescalada seguirán centrando la atención de los inversores que también deberán vigilar la publicación de resultados trimestrales de las compañías que se conocerán esta semana y sobre todo las previsiones de los mismos para los próximos trimestres, si es que se atreven a hacerlas. También se publican los PMIs de las principales economías mundiales de los que se esperan caídas importantes pero que no impactarán en los mercados por estar ya descontados. Esperamos una semana positiva en bolsas no exenta de algún día de ajuste por toma de beneficios.

Lunes: Balanza comercial de la Zona Euro y Japón.

Martes: Índice Zew de confianza inversora en Alemania y la Zona Euro. El Tesoro español subastará letras a 3 meses.

Miércoles: IPC en Gran Bretaña. Inventarios de petróleo crudo de la AIE en EE.UU.

Jueves: PMI´s en la zona Euro y EE.UU.

Viernes: Índice IFO de confianza empresarial en Alemania.

El inversor debe poner ya el foco en el 2021

La semana pasada, a pesar del tono bajista en las bolsas, nos ha dejado dos referencias de estabilidad. Por un lado, en los mercados los índices de volatilidad se estabilizan. El futuro S&P 500 VIX cierra la semana casi 9 puntos por debajo de como cerro la anterior y en el nivel más bajo desde el pasado 10 de marzo. Y por otro lado se estabilizan e incluso se reducen los contagios en España e Italia. También se conocieron una serie de datos macro negativos como los PMIs en Europa y la creación de empleo en EE.UU., pero estas referencias ahora no son tan fundamentales porque nos dicen lo que ya sabemos y están descontadas por los mercados. Estamos sufriendo una tormenta y ya estamos viendo los daños que está causando. Que nos haya caído más litros de lluvia por metro cuadrado o menos no es tan importante. Lo que necesitamos saber es cuando amaina el temporal. Cuando tengamos la percepción de que los peores momentos han pasado entonces sí que daremos valor a los datos macro en los que buscaremos reconfortarnos. Ahora es el momento en el que tienen valor las percepciones y las referencias de estabilidad que he comentado nos deben hacer percibir la situación con mayor optimismo.

Aunque ahora nos toca vivir el día a día, el inversor siempre tiene que mirar al futuro. Los mercados financieros no son otra cosa que una proyección del futuro económico. En ocasiones como en la que vivimos un elemento inesperado e impredecible ha ensombrecido el futuro económico, reflejándose en los mercados. La falta de referencias anteriores de un hecho de esta naturaleza está haciendo que la predicción del futuro económico por las distintas autoridades y por los mercados sea más dificultosa. Pero sí que hay un consenso generalizado, con unos buenos fundamentales científicos y económicos, de que en el segundo semestre de 2020 se retomará el ritmo de actividad, saliendo de la recesión. Y que el año 2021, el año de la inmunidad, será un año excelente de crecimiento global.

Por esto, el inversor debe poner el foco en el año 2021 a la hora de tomar sus decisiones. Debe huir de la rabiosa actualidad de campos quemados y observar que la tierra sigue siendo fértil para cuando llegue la nueva cosecha. El parón económico que se está provocando, acompañado de medidas de control y mantenimiento de las estructuras básicas, es similar a una quema de terrenos agrícolas. Se realiza para eliminar las malas hierbas, plantas muertas, enfermedades de las plantas o plagas, así como para regenerar pastos o aumentar la producción de futuras cosechas. Por supuesto que estas acciones tienen el riesgo de generar un incendio forestal y un impacto mayor del deseado, pero debemos confiar que las autoridades no lo van a permitir.

La semana en la que entramos seguiremos construyendo el suelo del mercado y la referencia básica seguirá siendo la expansión de la pandemia. Llegan momentos de mayor impacto en Estados Unidos, por lo que los índices de Wall Street pueden verse más afectados. Especialmente debido a que las compañías van a reducir las compras de autocartera, lo que reducirá el volumen de compradores en el mercado. Pero si la evolución de contagios en Europa sigue la tendencia bajista puede servir de catalizador para que la volatilidad continúe estabilizándose. Que tengamos una semana negativa pero con baja volatilidad será una buena referencia de que en los mercados lo peor de la tormenta ya ha pasado.

Citas económicas de la semana:

Lunes: Confianza del consumidor en España.

Martes: Reunión del Eurogrupo.

Miércoles: Actas de la última reunión del FOMC de la FED.

Jueves: Actas de la última reunión del BCE. Peticiones de desempleo en EE.UU.

Viernes: IPC de China y Estados Unidos.

No olvide respetar el timing en la toma de decisiones

Estamos aumentando el grado de confinamiento de las personas y paralelamente el de nuestra economía. Es inevitable tomar estas medidas para conseguir controlar la expansión del coronavirus que se originó en Wuhan. La prioridad es reducir al máximo el coste en vidas humanas a pesar del daño económico que esto supone. Cuando hay vidas en juego los aspectos económicos pasan a un segundo plano. La cuestión ahora es saber durante cuánto tiempo va ser válida esta premisa. A partir de ahora el tiempo es la clave de todo. El tiempo en que se tarde en controlar la pandemia va a determinar si estamos ante una recesión temporal y corta o entramos en una larga depresión. Por eso el tiempo va a ser calve para definir el comportamiento que cabe esperar en los mercados financieros en los próximos meses.

Poco van a aportar las cifras macroeconómicas que vayamos conociendo, porque ya se esperan muy negativas. La prioridad ahora es la evolución de los casos de contagio principalmente en Europa que es donde antes se han tomado medidas y después en EE.UU.

Pero como en todo proceso debemos marcar un timing que nos permita hacer un seguimiento que anticipe el comportamiento futuro de cara a la toma de decisiones, incluidas las de inversión. Evitaremos de esta manera improvisaciones y precipitaciones.

Tomemos como modelo el timing que se ha producido en la provincia china de Hubei. Se han necesitado 9 semanas para recuperar la libre circulación de personas. En su capital Wuhan se espera abrir el confinamiento el próximo 8 de abril. Sin embargo la actividad económica en China se ha recuperado antes, encontrándose ahora en niveles cercanas al 90% aunque empieza a estar penalizada también por el parón del resto del mundo. En Europa nos encontramos en el momento más crítico pero nos acercamos a una estabilización. Esperamos que se llegue al pico de la curva esta semana. Después debe venir un aplanamiento de la curva cuando el número de las personas que se recuperan se acercan a las que se contagian. Esperamos que esta situación se produzca durante el mes de abril. Progresivamente se deberían ir reduciendo la limitación de movimientos, manteniendo algunas restricciones, pero no deberíamos esperar libertad de movimientos hasta mediados de mayo cuando se cumplen las 9 semanas desde el inicio de las mediadas de confinamiento. La actividad económica se debería ir recuperando paulatinamente desde finales del mes de abril. Este es un timing de un escenario de recuperación rápida de la actividad económica. Hay un desacople entre el timing en Europa y EE.UU., que se encuentra más retrasado, pero la referencia europea ahora es clave para constatar la veracidad de este proceso.

Es de esperar que el comportamiento de los mercados siga un timing similar con cierto adelanto. La pasada semana hemos observado una cierta estabilización de niveles con las bolsas rebotando. El IBEX corta con 5 semanas de caídas avanzando un 5,19% y en Wall Street el S&P 500 rebotó en la semana un 6.25% y el Dow Jones un 12,84%. Las tensiones que se vivieron en la deuda también se han estabilizado y el dólar ha perdido terreno respecto al resto de divisas principales. Sin embargo el periodo de estabilización puede necesitar de algo más tiempo en los mercados y podemos seguir viviendo alta volatilidad durante esta semana. Un punto clave en el timing de este escenario es el momento de aplanamiento de la curva, entonces esperamos unos mercados de renta variable claramente al alza. Este será el momento de toma de decisiones de inversión. El aplanamiento de la curva, inicialmente en Europa, debería cumplir con el timing prefijado para que se consideren suficientes los 5 billones que se han inyectado en términos globales en el sistema económico. Si no veríamos nuevos estímulos. Esta posibilidad de estímulos infinitos aporta mucha estabilidad al sistema financiero pero se necesita que se cumpla el timing para que veamos una recuperación rápida de la economía. Estaremos así ante una recesión corta esta primera parte del año con recuperación en el segundo semestre. Este es nuestro escenario central con recuperación de niveles en las bolsas.

Estamos viendo como Donald Trump está intentando imponer su propio timing al objeto de no dañar el sistema económico de Estados Unidos. Adelanta una vuelta a la normalidad para el lunes de pascua. A parte de la dudosa prioridad de valores en esta decisión, vuelve a infravalorar el problema y puede cometer el error de no adaptar sus decisiones a un timing predefinido con buenos fundamentos. Estaremos atentos esta semana a la evolución del Covid-19 en EE.UU. foco actual de la pandemia y probablemente veremos cambios de rumbo en las decisiones de su mandatario.

Esta semana conviene también estar atentos a la publicación de los PMIs de China del mes de marzo. Se esperan también afectados por el parón económico de la región pero quizás se pueda atisbar el inició del aumento de la actividad económica del gigante asiático. Esto sería positivo para la estabilización de los mercados. En EE.UU. conoceremos el viernes el dato de creación de empleo no agrícola de marzo que se espera en negativo en torno a -100.000, pero es probable que la cifra de destrucción de empleo sea mayor, tras los acontecimientos de la pasada semana.

SUPERAR LA INCERTIDUMBRE

Si normalmente en la economía toda acción tiene una reacción, e implica muchos efectos colaterales, las duras medidas tomadas para contener la expansión del Covid-19 van a provocar un crecimiento de efectos colaterales de una dimensión incluso superior al factor exponencial con que se contagia este coronavirus. Este hecho es el que genera tanta incertidumbre, incluso entre los expertos, que hace que cada día se cambien los pronósticos económicos.  De la mima forma la dificultad en valorar el efecto profiláctico de las inyecciones de liquidez que están aprobando los gobiernos y las autoridades monetarias, que evite daños permanentes en la economía mundial, están generando y van a generan una gran volatilidad en los mercados.

Una de las consecuencias de esta incertidumbre la vivimos la pasada semana en la que según se asimilaban las inevitables medidas de confinamiento y detención de actividades empresariales se observó una gran avidez por la liquidez afectando no solo a la renta variable, sino principalmente a los activos de Renta fija incluida la Deuda Publica. Esto ha ejercido una presión a la baja sobre los valores liquidativos de estos activos. Los Fondos de inversión internacionales de Renta fija vieron caer sus valores liquidativos de manera brusca sobrepasando claramente sus niveles de volatilidad histórica. Afortunadamente la intervención del Banco Central Europeo inyectando 750.000 millones para la compra de deuda pública y privada relajo la tensión sobre la deuda en Europa. Y se esperan medidas desde la Reserva Federal estadounidense que podría inyectar hasta 4 billones de dólares en apoyo de la economía de Estados Unidos según el programa que está preparando su gobierno.

A los inversores nos toca vivir en tiempos de incertidumbre. Un aspecto que no es bien asimilado pero al que conviene que nos vayamos acostumbrando. No solo con respecto a nuestras inversiones sino también en nuestra vida diaria. La forma de sobrevivir en la incertidumbre es intentar aplicar la lógica, considerar la información actual que se dispone e intentar anticipar lo que puede suceder de una manera calmada.

La información con la que contamos actualmente es que se está luchando contra una pandemia con una estrategia que se ha demostrado que ha funcionado en China. El objetivo principal es reducir el número de contagios o aplanar la curva pare evitar un colapso del sistema sanitario con un gran coste de vidas humanas. Esta estrategia de confinamiento y limitación de movimientos genera la prácticamente paralización de la actividad económica. Esto va a suponer temporalmente un gran daño a la economía mundial con efectos colaterales importantes, pero desde todos los Gobiernos mundiales y autoridades monetarias se han tomado medidas de estímulo y fiscales nunca vistas hasta la fecha para mitigarlos. Se están eliminado los límites presupuestarios de endeudamiento en Europa, se van a inyectar fondos al entramado económico que suponen porcentajes muy altos sobre el PIB de las economías. Los Gobiernos se plantean comprar empresas que sufren especialmente en esta situación, como las compañías aéreas. Se están orientando procesos productivos a generar suministros y equipamiento médico para la lucha directa contra esta pandemia. El plan previsto es una vuelta gradual a la normalidad una vez sea contenida esta epidemia por lo que se busca que las estructuras económicas y financieras estén operativas para cuando esto suceda.

Ante esto no podemos sino anticipar que se va a lograr superar esta situación, es una cuestión de tiempo. Las cosas volverán a una normalidad, quizás nueva normalidad. Mientras seguiremos viviendo en la incertidumbre y con alta volatilidad en los mercados financieros que serán vapuleados por las cifras diarias de contagios que de momento no se espera que se detengan. Sin embargo de una visión lógica y calmada en momentos de incertidumbre debe surgir nuestra decisión como inversores. En el futuro estas decisiones se demostrarán las más acertadas pero solo los que sean capaces de gestionar bien la incertidumbre serán los que las habrán tomado.

Para una ayuda en la toma de decisión doy dos apuntes más y una frase. Los mercados de renta variable ya han descontado una caída de valor de las empresas por encima del 30% y consecuentemente del PIB. Sin embargo las estimaciones de daño en el PIB se está estimando en el 2 o 2,50% en el total del año.  Los Bancos Centrales cuentan todavía con artillería suficiente para mantener operativo el sistema financiero y como se ha visto van a hacer todo lo que sea necesario (Eurobonos, MEDE, etc…).  La frase: “La noche es más oscura justo antes de amanecer”

Esta semana estará marcada por el programa de alivio económico que aprobará EE.UU y por una posible actuación fiscal conjunta de la Unión Europea. Los datos macro que conoceremos, como los  PMIs, comenzarán a reflejar el deterioro en la actividad económica pero probablemente quedaran ensombrecidos por los datos de evolución de la pandemia.

Lunes: Confianza del consumidor en la zona Euro.

Martes: PMI manufactureros y de servicios de la zona Euro

Miércoles: Índice IFO de confianza empresarial en Alemania.

Jueves: Decisión tipos del Banco de Inglaterra.

Viernes: IPC de Japón.

 

El papel de los bancos y los inversores serán claves en esta crisis.

Tras dejar atrás una de las peores semanas de la historia en las bolsas internacionales en las que se descontaron uno de los peores escenarios por el impacto del coronavirus en la economía, entramos en otra en que las importantes medidas tomadas por los gobiernos de apoyo económico, restricciones y confinamiento serán puestas en precio en las bolsas. Va a ser una semana de asumir realidades, nuevas formas de trabajar, nuevas formas de relacionarnos y asumir un escenario de recesión económica. Un escenario de recesión económica inevitable pero cuya duración va a depender de como gestionemos la situación que estamos viviendo en estos momentos. Y con la misma calma con la que debemos respetar las indicaciones de confinamiento y restricción de movimientos decretadas por los gobiernos para contener el coronavirus, debemos actuar con nuestras inversiones.

Vamos a pasar momentos muy difíciles pero como he indicado nuestro comportamiento en estas situaciones va a determinar lo pronto que se acabe esto. Y para ello es importante tener una visión clara de lo que va a suceder. La manera de tener una visión clara es fijándonos en que ha sucedió en el país que ya ha contenido la infección como es China. Os voy a hacer partícipes la experiencia de un vitoriano que vive en Shangái y que este domingo la ha publicado en su twitter: Debemos prepararnos porque a nivel mediático lo peor está a punto de empezar. Las cifras de contagios y muertos que nos muestran van a crecer de forma extrema. En pocos días los afectados alcanzaran un número extraordinario. Las redes sociales se van a llenar de videos con escenas apocalípticas en las calles, hospitales y domicilios. Pero, según esta vitoriano en Shangái, cuando esta avalancha mediática nos golpeé será cuando el peligro habrá empezado a remitir. El momento de mayor riesgo ha pasado. Las medidas de aislamiento y concienciación de la población reducirán los contagios de forma radical. Los datos que conoceremos entonces aunque crezcan serán afectados no serán nuevos contagios y lo que veremos en videos y redes sociales serán las situaciones más dramáticas y que distorsionan la realidad. En un momento todo habrá quedado atrás. Hay que apoyarnos unos a otros y actuar con responsabilidad.

Cuando dejemos esto atrás veremos si nuestra actitud coherente y calmada en esos momentos va a permitir una recuperación rápida de la actividad económica que es lo más importante.

A parte de los profesionales sanitarios, hay unos actores fundamentales en este proceso necesario para mantener el ecosistema económico vivo durante esta crisis sanitaria para que la recuperación económica posterior sea lo más rápida y ordenada posible. Como se ha dicho es una cuestión de tiempo, viviremos una hibernación económica y como en toda hibernación el animal se despertará con mucha hambre y debemos tener alimento preparado para ese momento.

Estos actores fundamentales son los Bancos y los Inversores. Los bancos son los especialistas de gestionar el tiempo en la economía con sus créditos y financiación. Y lo que necesitamos ahora es esa buena gestión del tiempo. Los test de estrés que ha superado la banca europea nos ha demostrado que los bancos europeos son capaces de soportar caídas del PIB como el que vamos a sufrir. Las entidades bancarias, con el apoyo de la liquidez y flexibilidad de los programas aprobados por el BCE la pasada semana, van a continuar aportando crédito a las empresas y particulares tan necesarios en este momento. Por otro lado los inversores son fundamentales para mantener la liquidez en los mercados financieros y deben ser conscientes de su importante papel para mantener una estabilidad en el mercado que permita superar estos difíciles momentos a las compañías y los gobiernos. Los inversores deben comprender que un posicionamiento calmado y responsable en la situación que vivimos va a ser fundamental para que la recuperación económica sea lo más rápida posible tras esta crisis.

A pesar de esta deseada responsabilidad de los inversores es previsible que esta semana, en que el mercado se refleje la nueva situación de restricciones, volvamos a vivir una alta volatilidad en las bolsas mientras se ajustan en precio las medidas y estímulos que se están tomando. La última la nueva bajada de tipo de interés por parte de la FED que deja el tipo en la horquilla del 0 al 0,25%. A pesar de esta media tomada fuera del programa de reuniones de la FED, el impacto en EE.UU. de la infección va hacer esta semana que Wall Street siga sufriendo una alta volatilidad .

Citas económicas de la semana:

Lunes: Reunión de los ministros de finanzas de la UE. Producción industrial en China.

Martes: Índice Zew de confianza inversora en Alemania y zona Euro.

Miércoles: IPC de la zona Euro.

Jueves: Reunión de tipos del FOMC de la FED. El Tesoro Español subastara bonos a 3 y 5 años y obligaciones a 10 años.

Viernes: Ventas de viviendas de segunda mano en EE.UU.

No es descartable una recuperación en «U» de las bolsas.

Los temores a las consecuencias económicas de la expansión del coronavirus COVID-19 siguieron impactando la pasada semana en los mercados financieros internacionales. Aunque está semana, de gran volatilidad, el impacto fue desigual. En Wall Street el saldo semanal fue positivo con una subida del 0.61% en el S&P 500 y del 1,79% en el industriales del Dow Jones. También fue muy positivo en China donde el índice Shanghai Composites avanzó un 5,35%, recuperando niveles de enero anteriores a la crisis del coronavirus. Sin embargo en el viejo continente, a pesar de un intento de rebote al principio de semana el aumento de contagios y las dudas que llegaban de Wall Street, al final de la semana, llevó a perder otro 2,93% en el EuroStoxx 50 y un 3,98% en el IBEX 35. El principal índice de la bolsa española ha perdido un 15,3% en dos semanas. El índice nacional y europeo se ven penalizados por el peso en los mismos del sector financiero cuyas cuentas pueden verse nuevamente comprometidas si el BCE decide reducir aún más el tipo de depósito como medida de estímulo ante la crisis del coronavirus. Ante el nerviosismo de la semana no es de extrañar que los principales ganadores fueran: el bono estadounidense a 10 años cuya rentabilidad exigida cayó 39 puntos básicos en la semana marcando mínimos históricos del 0,773% y el Bund alemán a 10 años que llegó a -0,773% mismos niveles que en agosto de 2019.

Sin duda alguna los mercados se están viendo vapuleados por los instintos más emocionales del inversor. En esta ocasión con más virulencia por encontrarnos en una situación totalmente nueva que genera una muy baja visibilidad de las implicaciones futuras en la economía. Pero hay un aspecto que no debemos perder de vista y que debería calmar los ánimos: estamos ante un elemento exógeno a la estructura económica actual. Las caídas de bolsas de los últimos 15 días están sugiriendo la entrada en un ciclo recesivo como consecuencia de los daños para la economía de la epidemia. Pero sería la primera vez en la historia que una crisis no es debida a una burbuja o disfunción de la propia economía. Las últimas crisis globales fueron provocadas por burbujas generadas por el propio sistema económico. Con Lehman Brothers estalló la burbuja de las operaciones de alto riesgo en un mercado desregulado, claramente disfuncional. La crisis de la burbuja puntocom, como el propio nombre indica, fue debida a la generación de una gran burbuja especulativa alrededor de las incipientes compañías de internet que terminaron por no dar los resultados esperados. En definitiva, fueron disfunciones propias en el propio sistema financiero y económico los que nos llevaron a un periodo de crisis.

En esta ocasión la situación es muy diferente. Las estructuras económicas antes del coronavirus habían demostrado solidez con unos datos macro saludables en Estados Unidos y China y en recuperación en el viejo continente. Además contábamos con unos bancos centrales dispuestos a tomar medidas para modular un crecimiento prolongado. Por lo tanto, podemos encontrarnos con una ralentización y afecciones mayores en algunos sectores pero la situación no apunta a un cambio de ciclo económico o crisis financiera.

Tanto si el virus es estacional como si se consigue contener el impacto en la economía de las restricciones va a ser temporal. Tenemos un campo de pruebas de esto en China donde ya estamos viendo que la aparición de nuevos casos se ha ralentizado y la actividad económica está volviendo a la normalidad. Mientras bolsa se encuentra nuevamente en niveles anteriores a esta crisis médica.

Va a ser inevitable que tengamos un primer trimestre negativo e incuso que los malos datos se alarguen hasta el segundo, lo que va a generar dudas en los mercados durante un periodo. Pero, por otro lado, vamos a contar con unas autoridades monetarias y política que van a implementar estímulos para contrarrestar la ralentización que van a permanecer en la economía cuando la amenaza se diluya. Además de las políticas de estímulo de los bancos centrales, bajando tipos y comprando activos, es de esperar políticas fiscales y de gasto público. En Europa es probable que veamos que las exigencias de déficits públicos se relajen permitiendo un mayor endeudamiento de los estados. Me temo que Trump también conseguirá algo similar para Estados Unidos. El resultado de estas políticas ya las vimos en Estados Unidos y en sus bolsas con las medidas que implemento Trump en 2018.

En definitiva que aunque no esperamos una recuperación en V de las bolsas, no debemos descartar una recuperación en U. Ahora estamos en la base de la U y vamos a pasar un periodo de dudas porque el virus se extenderá a más países y los datos macro empeorarán. Pero el efecto coronavirus se irá diluyendo según se acerque la primavera. Entonces, las estructuras económicas volverán a funcionar a buen ritmo e incluso es probable que a un ritmo mayor que antes de esta crisis médica como consecuencia de los estímulos inyectados por las autoridades monetarias y políticas. Veremos entonces como los índices completan las Us en sus gráficas. Tenemos el ejemplo con el índice de China.

Debemos mantener la calma ante la situación que estamos viviendo, tanto en nuestra vida diaria como en nuestro comportamiento como inversor. Tomar decisiones llevados por las emociones o por el pánico es dañino tanto para nuestra vida diaria como para nuestro patrimonio. Y sin embargo la templanza y una visión de largo plazo pueden obsequiarnos con buenas oportunidades en la situación actual.

Esta semana vendrá marcada por la reunión de política monetaria del Banco Central Europeo, el próximo jueves. Se esperan medidas de estímulo aunque tendrán que tener en cuenta el daño que causa al sector financiero cualquier medida que suponga reducir aún más el tipo de depósito. Por este motivo es probable que nos encontremos con medidas más vinculadas con la compra de activos. Esto sería bien recibido por las entidades financieras que mejorarían sus cotizaciones y beneficiarían a los índices bursátiles europeos.

Citas económicas de la semana:

Lunes: PIB del 4º Trimestre de Japón. Producción industrial en Alemania.

Martes: IPC de China. El Tesoro español subastará letras a 3 meses. PIB y empleo en la zona Euro.

Miércoles: Ventas minoristas en España. IPC en EE.UU.

Jueves: Producción industrial en la zona Euro. Reunión de política monetaria del BCE.

Viernes: IPC de España y Alemania. Confianza previsional del consumidor en EE.UU.

¿Dónde está mi soporte?

La pasada semana impactó la tempestad en los mercados financieros. El efecto mariposa a que hacía referencia en mi artículo del pasado lunes “¿Tienen en cuenta los mercados el efecto mariposa?” se cumplió de manera implacable y con una virulencia desconocida en las bolsas desde hace más de diez años. Los principales índices bursátiles internacionales cayeron en torno a un 12% en la semana por el temor a la ralentización que la expansión del coronavirus va a provocar en la economía mundial. Wall Street entro en corrección técnica al perder sus índices más de un 10% desde máximos. El bono estadounidense a 10 años actuando como activo refugio recorto su rentabilidad más de 3 décimas, llegando al mínimo histórico del 1,163%. Sin duda lo vivido la pasada semana es lo más parecido a un crack bursátil, aunque en esta ocasión no haya sido provocado por el estallido de ninguna burbuja económica lo que nos deja la esperanza de que la situación se corrija poco a poco.

¿Porque se produce una caída tan vertical?

El temor a lo desconocido genera pánico y el pánico ventas masivas que además se ven retroalimentadas por los sistemas informáticos que generan órdenes de ventas automáticas cuando se tocan determinados niveles pre establecidos.

¿Cuándo se frenan estas caídas?

Normalmente hay unos precios teóricos que se consideran soporte porque suelen frenar las caídas. Estos precios son los considerados por los inversores como muy atractivos y con buenas expectativas de ganancias teniendo en cuenta la situación de la salud económica actual y prevista.

¿Qué ha sucedido en esta ocasión? ¿El coronavirus?

Técnicamente vamos a sufrir unos meses de ralentización económica que probablemente en algunas zonas geográficas se convierta en una pequeña recesión. Toda recesión o falta de crecimiento económico impacta directamente en las expectativas de beneficios de las compañías por lo que decae el interés por los activos que la representan, sus acciones.

En esta ocasión la ralentización económica o recesión temporal se va a producir debido a las medidas de contención que impondrán los estados y las propias compañías. No es por lo tanto provocado por los efectos de la propia enfermedad que son considerados como no graves. Esto nos da una pista de cual profunda o larga puede ser la crisis. Va a depender de la gestión que los estados y las compañías hagan de las medidas que impongan. Unas medidas demasiado restrictivas, o durante demasiado tiempo, alargarán el periodo de ralentización o recesión económica. En este sentido el instinto de supervivencia económica me hace pensar que los actores de esta crisis harán todo lo necesario para que no se alargue demasiado. De hecho en China, origen de la epidemia, ya están dando pasos para normalizar la situación laboral.

¿Qué va a suceder a partir de ahora?

Los datos económicos no van a ser buenos este primer trimestre y probablemente tampoco el segundo. Ya se ha conocido como impacta en las referencias económicas de China esta crisis haciendo caer su PMI manufacturero de febrero hasta 35,7%, mínimo histórico y reflejando una clara contracción económica de la segunda potencia mundial. Pero el hecho de que sea un factor exógeno, no estructural de la economía mundial y que además esté en manos de las autoridades políticas y económicas su gestión nos debe llevar a pensar que a partir del tercer trimestre los datos volverán a su senda anterior. Los primeros que esperamos que actúen son los bancos centrales que lanzarán una nueva andanada de medidas de estímulo más pronto que tarde.

¿Qué podemos hacer? ¿Es una oportunidad?

Las caídas continuadas son un signo de que todavía es demasiado pronto para marcar un soporte o un punto de entrada. La dificultad de valorar el impacto en la economía en los próximos meses es el principal motivo por el que no se esté fijando un soporte en que rebotar las bolsas. Es probable que tengamos un rebote a corto plazo, pero quizás no muy pronunciado porque seguirán las dudas hasta que no se conozcan los efectos reales sobre las referencias económicas. No esperamos a corto plazo una recuperación en V de las valoraciones, pero el hecho de ser un asunto que está generando temores excesivos es signo de oportunidad, si nuestra visión es más a medio plazo. Aunque los primeros soportes técnicos estén claros 8500 en el IBEX, 3230 en el EuroStoxx 50y 2880 en el S&P 500, cada inversor debe valorar su momento de entrada teniendo en cuenta el horizonte temporal de su inversión. En cualquier caso si el inversor está ya invertido y su horizonte de inversión es largo no debería tomar decisiones radicales en estas situaciones. La renta variable sigue siendo hoy por hoy el activo que mayor expectativa de rentabilidad tiene en el largo plazo y podría verse muy benefiado por las nuevas medidas de estímulo una vez que la crisis cese. Los corredores de fondo lo saben bien: “las endorfinas generadas por el sufrimiento crean un efecto de euforia cuando el sufrimiento cesa”.

Las referencias macro económicas que conozcamos esta semana no van a tener un impacto determinante en el comportamiento de los mercados al tratarse de datos retrasados, previos a la expansión mundial del COVID-19. Las noticias sobre la expansión de la enfermedad y las medidas adoptadas serán referentes para los mercados. Si se consigue reducir el nivel de alarmismo generado podemos asistir al rebote antes mencionado.

CITAS ECONÓMICAS DE LA SEMANA

Lunes: PMI manufacturero de CAXIN en China, de la zona Euro y Gran Bretaña. El PMI del ISM en EE.UU.

Martes: Dato del desempleo en España. IPC de la zona Euro. El Tesoro español subastará letras a 6 y 12 meses.

Miércoles: PMIs de servicios y ventas minoristas de la zona Euro y PMI de servicios en EE.UU. Libro Beige de la Fed.

Jueves: El Tesoro español subasta bonos a 3 y 5 años y obligaciones a 10 años. Reunión de la OPEP.

Viernes Producción industrial de España. Creación de empleo no agrícola en EE.UU.

¿Tienen en cuenta los mercados el efecto mariposa?

La semana pasada vivimos un repliegue de los índices bursátiles internacionales que se alejaron de sus máximos marcados las semanas anteriores. Los temores por las consecuencias para la economía mundial de la epidemia del coronavirus y unos peores datos de lo esperado en los PMIs de Estados Unidos llevaron a perdidas semanales superiores al 1% en los principales índices. El S&P 500 cayó un 1,25% en el computo semanal, el Nikkei 225 se dejó un 1,26% y el EuroStoxx 50 un 1,06%. Los mercados de deuda fueron los grandes beneficiados de estos recortes. Los bonos continuaron con su buen comportamiento reduciendo aún más sus rentabilidades. Conviene destacar el bono estadounidense a 10 años que recortó una décima su rentabilidad en tan solo esta semana, cerrando en el 1,473%. La deuda lleva una importante revalorización este año a pesar de que su mercado alternativo, como son las bolsas, también se ha situado en máximos. Esa es una situación divergente, que denota cierta irregularidad y genera preocupación por el riesgo de burbuja debido a la inundación de liquidez que han provocado los Bancos Centrales. Sin embargo este último impulso semanal tiene un mayor sentido al tratarse de un trasvase de capitales desde los activos de riesgo.

A pesar del pequeño ajuste de la pasada semana el comportamiento de las bolsas este principio de año está sorprendiendo hasta a los más optimistas. La relajación de las tensiones comerciales y la liquidez infinita garantizada por los bancos centrales llevan a un apetito desmesurado por los activos de riesgo si tenemos en cuenta los altos multiplicadores en los que cotizan actualmente.

La resiliencia mostrada por los activos de riesgo ante una de las mayores alertas sanitarias globales de los últimos años, con evidentes consecuencias económicas, es un ejemplo claro de que las bolsas viven un momento de permisividad y cierto descontrol como sucede en el carnaval. Pero no debemos perder de vista que después de todo carnaval viene la cuaresma, un periodo más oscuro sin duda. Y sobre todo, no descartar que un evento que provoque cualquier variación en el modelo establecido puede ser determinante en el resultado final.

Por ello creo que para intentar realizar previsiones del comportamiento futuro de los mercados conviene realizar inicialmente un análisis de las consecuencias del cisne negro que nos ha sobrevenido este 2020. De momento sabemos que la mariposa del coronavirus empezó a batir sus alas a finales del pasado año en una región de China, el aire generado por ese leve aleteo ha ido tomando fuerza por China y el sudeste asiático. Aunque se habla de que se va contener rápido ya sabemos que una ventisca ha llegado hasta el oriente medio e Italia, desconociéndose su origen. Las cifras de afectados y fallecidos, aunque en términos relativos no son elevadas, siguen creciendo. Por el momento es una ventisca pero el efecto mariposa amenaza con generar una tempestad en cualquier parte del mundo. La globalización del mundo en que vivimos con grandes facilidades de comunicación y transporte van a limitar las medidas de contención, como se está demostrando. La teoría del caos y el efecto mariposa tienen hoy en día más importancia debido a los sistemas cada vez más complejos y globales en los que nos movemos.

El efecto mariposa en la economía y en el comercio tiene los mismos principios si partimos de que China, el país más afectado, es el primer exportador mundial con un total de 2,49 billones de dólares en exportaciones en 2018 y es el segundo mayor importador mundial con 2,13 billones de dólares de importaciones ese mismo año. Una disfunción como la que está provocando el coronavirus en la economía china va a tener un efecto directo y progresivo en el resto de economías mundiales. Por lo tanto, debemos prever una ralentización en la economía mundial cuya profundidad no es posible valorar con los datos actuales. Cuando determinadas organizaciones lanzan estimaciones sobre el efecto en el crecimiento del PIB de China y del PIB mundial ¿Cómo lo calculan? ¿Tienen alguna información sobre el patrón de la expansión de la enfermedad y su repercusión en el comercio? ¿Tienen en cuenta la teoría del caos y el efecto mariposa? Me temo que no. Por otro lado, el súper poder que se les da a las autoridades monetarias de ser capaces de solventar cualquier amenaza sobre el crecimiento económico con estímulos, quizás no sea suficiente en este caso.

Conviene, por lo tanto, mantener cierto tono de prudencia a la hora de posicionar nuestras cartera. No realizar movimientos oportunistas hasta no tener una mayor visibilidad de las consecuencias en las cifras económicas y en las compañías de la crisis sanitaria actual. Los datos macro económicos que estamos conociendo ahora no van a reflejar todavía la intensidad real de la crisis. El mes de marzo va a ser clave para valorar los efectos de esta epidemia en base a los datos económicos que se publiquen entonces. También nos dará una medida de la tendencia de los mismos. La situación actual exige una monitorización constante de los datos los cuales pueden quedarse obsoletos muy rápidamente.

Lunes: Índice IFO de confianza empresarial en Alemania.

Martes: PIB de Alemania del 4º Trimestre.

Miércoles: Comparecencia de Lagarde, presidenta del BCE.

Jueves: IPC de España. Índices de confianza económica y empresarial en Europa. PIB del 4º trimestre en EE.UU.

Viernes: Desempleo en Alemania. IPC de las economías europeas y Japón.

¿Aciertan los mercados descontando una contención rápida del coronavirus?

Como preveíamos el ajuste que provocó en los activos de renta variable la crisis del coronavirus resultó ser una oportunidad táctica. Los índices internacionales de renta variable rebotaron durante la pasada semana prácticamente hasta máximos históricos. Un movimiento de recuperación de niveles quizás más rápido de lo deseado teniendo en cuenta la fase actual de la crisis sanitaria. Es un hecho que el mercado está obviando o minimizando la repercusión que esta epidemia va a tener en el crecimiento económico mundial. La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva estima el impacto en el crecimiento global de entre un 0,1% y un 0,2%, si bien si el coronavirus de Wuhan (COVID-19) es contenido rápidamente podríamos ver también una recuperación rápida del crecimiento global. El mercado apuesta claramente por esta contención rápida.

Sin menospreciar la sabiduría del mercado, pero también sin perder de vista su componente emocional, observamos algunos aspectos que nos hacen dudar de la consistencia de la subida experimentada este mes de febrero. Sabemos que hemos tenido una buena ola, pero y la marea ¿está subiendo o bajando? En el momento del impacto en los mercados del coronavirus se produce una revalorización de la deuda y del dólar que actuaron como activos refugio. Hoy por hoy, y a pesar de la recuperación del apetito por el riesgo, las rentabilidades de los bonos continúan en niveles muy inferiores al momento previo del impacto de la epidemia. Sabemos que la deuda continúa sostenida por los bancos centrales pero no cabría esperar mayores movimientos por su parte si el coronavirus se controla rápido. Por otro lado, el dólar continúa revalorizándose, especialmente respecto al euro. Curiosamente en contra de los deseos de la administración de Trump que en año electoral deberían estar haciendo todo lo posible por debilitar su moneda favoreciendo su competitividad.

Estos factores hacen pensar que la última ola no es debida a la mar de fondo sino a una ventisca algo superficial. Lo que es cierto es que todas las olas grandes son buenas para surfear y que el que haya tomado esta ola ha disfrutado de unos buenos retornos. Solo nos queda por saber si la marea está subiendo o bajando. Esto va ser más difícil de definir por ahora. De momento el ciclo económico sigue siendo expansivo tras la recuperación observada en la segunda parte del pasado año. Está por ver que esa recuperación se consolide y la fuerza de la misma. Probablemente asistiremos a una recuperación lenta, desigual y con algún sobre salto. La marea parece que sigue subiendo pero algo ralentizada. Podría significar que se acerca el final de su ciclo pero todavía vamos a tener buenas olas sobre las que surfear. Simplemente debemos mantenernos en el mar y estar atentos para cogerlas.

Esta semana vamos a conocer gran cantidad de datos macro como el índice Zew de confianza inversora o los PMIs del mes de febrero. En Europa los datos van a salir flojos, algo peores que el mes anterior, esto puede volver a generar dudas respecto a la economía del viejo continente y afectar a sus bolsas. En Estados Unidos aunque se prevé que no mejoren los del mes pasado no es previsible que generen dudas. En cualquier caso quizás sea un buen momento para una corrección en los mercados de renta variable que podríamos definirla casi como necesaria. Manténganse atentos a la próxima ola.

Citas Económicas de la semana:

Lunes: Festivo en EE.UU. por el día de los presidentes. PIB del 4º trimestre de Japón. Reunión del Eurogrupo.

Martes: Índice Zew de confianza inversora en Alemania y la zona euro. El tesoro español subastará letras a 3 meses.

Miercoles: IPC en Gran Bretaña. Actas de la última reunión del FOMC de la Fed.

Jueves: Balanza comercial en España. Actas de la última reunión de política monetaria del BCE. Confianza del consumidor en la zona euro. El Tesoro español subasta bonos a 3 y 5 años y obligaciones a 10 años.

Viernes: PMIs manufactureros y de servicios de las principales economías mundiales.

El coronavirus generará oportunidades tácticas.

La declaración, la pasada semana, por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de la emergencia sanitaria internacional por la propagación del coronavirus originado en la ciudad china de Wuhan supuso un nuevo revés para los mercados de renta variable internacional y un nuevo impulso para el mercado de los bonos y del oro. En Europa el EuroStxx 50 retrocedió en la semana un 3,66 % y el IBEX un 2,03% cerrando su peor enero desde el 2016. Al otro lado del chaco los índices de Wall Street se anotaron caídas semanales superiores al 2 %.

Sin embargo, el verdadero impacto en los mercados de este factor exógeno lo veremos esta semana con la reapertura de la actividad en los mercados chinos, tras las festividades del nuevo año lunar. En previsión del probable desplome de la bolsa china las autoridades intervendrán el mercado con una inyección de liquidez de 174.000 millones de dólares este lunes que evite comportamientos irracionales en el corto plazo. Parece una medida acertada teniendo en cuenta que anteriores ocasiones en situaciones similares los mercados sobre reaccionaron con recortes excesivos en los momentos iniciales y recuperaron en poco tiempo tras el control de la crisis sanitaria. Y en esta ocasión no debemos esperar que sea diferente.

Es bastante evidente que esta epidemia tendrá un impacto en el crecimiento mundial teniendo en cuenta las restricciones que se están imponiendo. Algunos analistas ya cuantifican este impacto en una reducción de tres décimas en el crecimiento económico mundial del primer trimestre del año. Pero ¿Es esto suficiente para tomar una decisión de cambio de estrategia en nuestra cartera? Claramente no. Pero esta situación nos puede servir para realizar unos movimientos tácticos que nos acumulen jugosas decimas de rentabilidad en el balance anual de nuestra cartera. Se trataría de realizar beneficios en nuestra posición de renta fija para reposicionarnos cuando repunten la tires, que lo harán cuando se solucione la crisis, y aprovechar la corrección bursátil tomando posiciones a deshacer tras el previsible rebote.

El inversor tiende a confundir la táctica y la estrategia. O lo que es peor, llevar a cabo tácticas sin una estrategia predefinida. Este es uno de los errores más caros en el mundo de la inversión ya que nos puede llevar a quedarnos atrapados en un posicionamiento no adecuado. La estrategia es de largo plazo mientras la táctica se centra en el corto plazo y en las actuaciones concretas para llevar a cabo una estrategia. Es primordial definir una estrategia de inversión que debe estar basada en aspectos de largo plazo. Y en lo que en economía se refiere en los aspectos fundamentales como el crecimiento económico, los resultados empresariales y últimamente en las políticas monetarias. La estrategia de inversión no debe verse afectada por hechos sobrevenidos o por hechos del pasado sino por la previsión que hagamos de los aspectos fundamentales en el futuro. Por eso es primordial utilizar indicadores adelantados en lugar de indicadores de hechos pasados. Indicadores adelantados como los PMI manufactureros y de servicios o los índices de confianza que predicen la salud de la economía en los meses venideros.

Para realizar cambios en la estrategia conviene no perder de vista estos indicadores que precisamente los conoceremos esta misma semana. Esta semana se publican los PMI manufactureros y de servicios de las principales economías mundiales. Estamos en un año clave, tras las previsiones de ralentización del crecimiento mundial, y una señal de cambio estratégico deberá venir motivado tras una interpretación adecuada de estos indicadores adelantados. Por el momento los PMIs compuestos (manufacturero + servicios) de las principales economías se mantienen en zona de expansión pero existe una preocupación razonable por la situación de los PMI manufactureros, especialmente en el viejo continente y de Japón que están situados en zona de contracción.

Pricipales citas económicas de la semana:

Lunes: PMIs manufactureros de las principales economías mundiales.

Martes: Datos de desempleo en España.

Miércoles: PMIs de servicios de las principales economías mundiales. Ventas minoristas en Europa y confianza del consumidor en España.

Jueves: Previsiones económicas de la Unión Europea. El tesoro español subasta bonos a 3 y 5 años y obligaciones a 10 años.

Viernes: Balanza comercial de China y Alemania. Datos de creación de empleo en EE.UU.