Recesión técnica: La botella medio llena

Tal como indicaba en mi último análisis publicado el 11 de julio, “Hay motivos para la esperanza”, el apetito por el riesgo estaba cercano a regresar a los mercados. Los acontecimientos de las últimas semanas, que eran cruciales en este aspecto, efectivamente han devuelto el interés por los activos de riesgo. Hemos vivido una recuperación de los índices de renta variable internacionales y la estabilización en la deuda y el crédito. El balance en los índices del mes de julio, que cerramos la pasada semana, fue de un +7,97% en el S & P 500 y de +7,53% en el EuroStoxx 50. Pero el índice que mejor lo hizo en julio fue uno de los más castigados este año,  el tecnológico Nasdaq 100, que recuperó un 11,76%.

Y todo esto a pesar de que EE.UU, primera economía mundial ha entrado en “recesión técnica”, es decir dos trimestres consecutivos de contracción de su PIB. Pero, como en otros tantos aspectos en los últimos tiempos, va a tocar redefinir qué es recesión técnica, porque una economía en pleno empleo,  como la estadounidense, dista mucho de la imagen de una economía en recesión. De hecho, para la propia FED es el empleo la referencia de la salud de la economía y podemos afirmar en este sentido que la economía del país de las barras y estrellas es muy saludable.

El mercado ha visto en este dato de contracción del PIB un motivo más para que la FED modere la subida de tipos, a pesar de que como es sabido la Fed vigila el empleo. Como se ve la confusión del mercado continúa, pero por lo menos ahora se ve la botella medio llena. Los últimos datos de resultados publicados, incluidos los de compañías tecnológicas, están demostrando que la tormenta perfecta que se anunciaba no va a ser tal. La FED comienza a dar signos de que no va a ver subidas más allá de las anunciadas y que en 2024 hay altas probabilidades de alguna bajada de tipos. (Ver New Dot Plot del mes de junio de la FED). El mercado de bonos está dando un respiro y las Tires se reducen tanto en la deuda como en el crédito.La TIR de la deuda USA a 10 años cotiza en 2,658%, niveles no vistos desde abril. 

Los mercados parecen acercarse más a los datos ciertos y separarse de las negras previsiones que pintaba un futuro de estanflación. La tormenta perfecta parece que puede quedarse en galerna y tantas prevenciones ahora parecen excesivas. Todo apunta a que la flota puede volver a navegar, porque las galernas son temporales costeros que solo impactan en las primeras dos millas de la costa. El peligro con las galernas es intentar llegar a puerto en medio de una de ellas, lo más probable es que termines estampando el barco contra la escollera del puerto. Lo acertado es capearla con la proa al viento y la marcha metida e intentar alejarte más de dos millas de la costa. El inversor que haya decidido ir a puerto en medio de la galerna de los últimos meses es bastante probable que la nave de su patrimonio vaya a sufrir desperfectos. Los que se han mantenido en navegación capeando el temporal pueden empezar a ver los frutos.

Todo apunta a que puede ser buen momento para la toma de posiciones en renta variable, a tenor de las valoraciones con que nos encontramos, pero convendría realizarlo de forma paulatina incrementando el ritmo conforme se certifique el control sobre la inflación. Control que parecía estar cerca debido a las caídas en los precios del petróleo, pero las posibilidades de que la OPEP+ decida no aumentar la producción, en su reunión de esta semana, han hecho repuntar su cotización. Por lo tanto, deberemos estar atentos a esta cita del próximo miércoles en el calendario económico semanal. También debería acaparar nuestra atención la publicación de los PMIs de las principales economías mundiales y los datos de creación de empleo en EE.UU que se publicarán al final de la semana.

El balance semanal puede estar impactado por estos acontecimientos y por la caída de volúmenes propias del mes de agosto, que lo convierten en un mes de comportamiento errático en los mercados. No sería descartable una toma de beneficios esta semana, tras el buen resultado del mes de julio.

Con motivos para la esperanza

La semana pasada dejó algunos destellos de esperanza para la recuperación de los mercados financieros.. Los datos publicados apuntan a que la economía estadounidense puede salvarse de la recesión. Parece que la inflación podría controlarse más rápidamente de lo que se deteriora el mercado laboral. La creación de empleo no agrícola sorprendió al alza con la creación de 372.000 puestos de trabajo frente a los 268.000 previstos. Los índices de Wall Street saldaron la semana positivo, el S&P 500 avanzó un 1,94% en la semana y el Nasdaq 100 un 4,66%.

Lo que la Reserva Federal ha hecho, y lo que ha dicho que hará, está pesando en el consumo de bienes duraderos y en vivienda, a lo que hay que añadir la debilidad de las materias primas de las últimas semanas. Las materias primas están un 16% por debajo de los máximos recientes y los precios de los metales industriales son hoy más bajos que hace un año. Todo esto apoya una inflación en descenso y moderación en el crecimiento. Moderación, que no recesión, porque la fortaleza que muestra el mercado laboral dista de anticipar un futuro de recesión. Aunque el consumo de bienes se está reduciendo, el de servicios permanece elevado (ver gráfica). En EE.UU los servicios representan dos tercios del consumo total.

Vivimos unos tiempos confusos en los mercados. Parece que se quiere que aumente el riesgo de recesión. Cuando los datos macroeconómicos son buenos los mercados retroceden porque se teme la reacción de los bancos centrales.  Y hemos visto días buenos de mercados con publicación de malos datos de consumo. Esta tónica de volatilidad contraría a los fundamentales parece que se ha instalado y nos acompañará todavía algún tiempo.

Aunque parezca ir contra corriente, que el mercado laboral sea fuerte es una buena noticia, a pesar de dar alas para un mayor aumento de tasas. No debemos olvidar que para que las valoraciones de los activos de riesgo recuperen, o sean atractivas, el entorno económico debe ser de crecimiento. Un entorno de crecimiento favorece la mejora en resultados que benefician a la renta variable y reduce las tasas de default, beneficiando al crédito y la deuda. Aunque es fácil dejarse llevar por la corriente, especialmente en el mundo de los mercados financieros, conviene que tengamos un pensamiento crítico ante las tendencias que están dominando los mercados en un año como este. 

Parece algo pronto para animar a un aumento en la toma de riesgos, primero porque todavía los bancos centrales no han declarado el control de la inflación. Quizás los próximos meses veamos datos que favorezcan mensajes de los bancos centrales de este tipo a tenor de la evolución de precios de las materias primas, etc. Segundo, porque en Europa los riesgos de recesión son más elevados mientras la guerra de Ucrania permanezca activa. En este sentido, el castigo de la divisa europea está siendo una clara señal de debilidad. 

En cualquier caso, cada vez estamos más cerca de que el apetito por el riesgo regrese a los mercados y debemos estar preparados para ello.  Manteniendo nuestras carteras, a pesar de que este año arrastramos pérdidas y preparados para un aumento de los niveles de riesgos, en cuanto los bancos centrales declaren la inflación bajo control. 

En este sentido, estas próximas semanas van a ser cruciales. El próximo miércoles se conocerá el dato de inflación de EE.UU. Se espera que repunte hasta el 8,8% desde el 8,6%, cualquier dato más bajo será bien recibido por el mercado. Las próximas semanas además del inicio de la publicación de resultados trimestrales por parte de las compañías, también tenemos reuniones de tipos del BCE y de la Reserva Federal, en las que se esperan subidas de tasas del 0,50% y el 0,75% respectivamente. El mercado estará muy atento a los mensajes de sus presidentes.