En 2022 el entorno seguirá siendo favorable para las bolsas.

Con los nuevos máximos marcados la pasada semana se ha roto la lateralidad que se había instalado en los mercados de renta variable desde el pasado mes de noviembre. Vamos a cerrar un muy buen año para la renta variable. El esperado año de la normalidad, finalmente de la anormalidad, ha cumplido mejor sus expectativas en los mercados que en la regularización de la actividad tanto a nivel económico como social.

Las repetidas olas de la pandemia, con sus distintas variantes, los cuellos de botella, consecuencia del reseteo de la actividad económica y el repunte de la inflación han ralentizado el crecimiento económico, acompañado de rebajas de previsiones por parte de los organismos oficiales. Sin embargo, el balance del año en las bolsas podemos calificarlo, en general, como excelente. Destacan las compañías tecnológicas, el Nasdaq acumula un 26,54% de revalorización. El S&P 500 se apunta un 25,85% y en Europa el EuroStoxx 50 un 20,08% en el año. En la cola,el lunar de las bolsas asiáticas, con el Hang Seng Hongkonés, por ejemplo, cayendo un 14,72% en lo que va de año.

Desde el punto de vista de los mercados y de los activos financieros, no nos queda más remedio que hacer un lectura positiva de las consecuencias de esta pandemia. La pandemia de la Covid-19 ha sido como un botón de avance rápido, tanto para la evolución en las formas de hacer las cosas como para las valoraciones en general de los activos de riesgo. Desde febrero de 2020, mes anterior a la declaración oficial de la pandemia del 11 de marzo de 2020, el S&P 500 se ha revalorizado un 50%, el EuroStoxx 50 un 22,4% y el Nasdaq 100 un espectacular 82%. Nuestro IBEX 35 ha perdido un 5,6%, pero este es un caso aparte para otro análisis donde tendríamos que considerar las bases de la economía nacional.

Quizás, nuestra generación no volvamos a vivir una pandemia como esta, o quizás si, pero ahora sabemos que será una señal inequívoca de compra. En los libros de economía y de mercados van a quedar registradas las pandemias como un acicate para las bolsas, debido principalmente a las medidas de estímulo y respaldo que obliga a tomar a las diferentes autoridades económicas y monetarias. Medidas que en este caso se ha demostrado que han funcionado con prontitud y efectividad, queda por ver como se gestiona ahora su desactivación.

La cuestión en este final de año es ¿Queda recorrido en las bolsas para el 2022? o dicho de otra manera, ¿Hay posibilidad en la mejora de los resultados empresariales en el futuro?. Para responder deberíamos hacer una previsión del entorno en 2022.

Como ha sucedido con la declaración del final de la erupción del volcán de La Palma, todos esperamos el día de la declaración del final de la pandemia de la Covid-19, pero todo apunta a que pueda ser en 2022. El avance en la vacunación, la menor virulencia de las nuevas cepas, a pesar de ser más contagiosas, los nuevos fármacos para tratar la enfermedad y la estacionalidad en el contagio de estos virus apuntaría al verano de 2022 como propicio para declarar el final de esta pandemia. Esto puede suponer el final de todo tipos de restricciones y un nuevo impulso al consumo y la demanda.

Por otro lado, los programas de recuperación en Europa, o los de gasto público e infraestructuras en EE.UU, se van a llevar a cabo en el año 2022. El plan europeo Next Generatión puede suponer un impulso para muchas compañías, entre ellas las españolas,,que tienen la oportunidad de tomar un posicionamiento de negocio orientado a lograr mayores retornos en el futuro.

En 2022 tendremos también subidas de tipos, unas subidas de tipos que están siendo bien asimiladas por los mercados y que si son moderadas y programadas no tienen porque perjudicar a la renta variable. Al contrario, en los primeros momentos de subida de tipos la bolsa es alcista, así ha sucedido en siete de los últimos nueve periodos de subidas de tipos.

Este entorno nos hace ser optimistas con el comportamiento de la renta variable, aunque no deberíamos esperar un resultado como el de este año, sino algo más comedido y probablemente con una mayor volatilidad. Nos va a tocar pagar un mayor precio, en forma de volatilidad, para obtener un retorno inferior al de este año, pero superando al que podemos obtener en otros tipos de activos. Va ser importante la selección de sectores de posicionamiento. Si nos basamos en el entorno descrito, deberíamos apostar por las compañías de consumo discrecional, tecnología, seguridad en internet, infraestructuras o transición energética. Estas podrían ser nuestras apuestas, como palancas de rentabilidad, capaces de superar la rentabilidad media del mercado para el 2022.

En esta semana entrante, con menores citas macroeconómicas, destacaría los datos de confianza del consumidor en EE.UU. o el IPC de España como referencias a seguir.

Lunes: Ventas minoristas en Japón.

Martes: Ventas minoristas en España. Confianza del consumidor de The conference Board en EE.UU.

Miércoles: Inventarios de petroleo curdo de la IAF en EE.UU.

Jueves: IPC de España. IPC subyacente de la zona Euro. Nuevas peticiones de subsidio de desempleo de la zona euro.

Viernes Festivo por año nuevo.

¿Qué esperar de los bancos centrales en el contexto actual?

Si tenemos que elegir cuales han sido en los últimos años las citas económicas más relevantes que han influido en el comportamiento de los mercados, nos deberíamos quedar con las reuniones de los bancos centrales y sus decisiones respecto a sus políticas monetarias y de tipos. Pues bien, esta semana, a modo de traca final en el año, tenemos la reuniones de tipos de los principales bancos centrales mundiales. Se reúne el FOMC de la Reserva Federal de Estados Unidos el miércoles, el Banco de Inglaterra y el Banco Central Europeo el jueves y el Banco de Japón el viernes. Es una semana donde se pone en juego el devenir de los mercados para los próximos meses. Las decisiones que tomen las autoridades monetarias,o las hojas se ruta que marquen para el próximo año, van a ser motivo de interpretación y evaluación por los actores del mercado dando como resultado el signo en la evolución en el precio de los activos para este final de año, y porque no decirlo, la tendencia para el próximo.

Por lo tanto, estamos ante una semana importante, pero la dificultad viene en predecir cual será la interpretación y reacción de los mercados ante las distintas decisiones alternativas que pueden barajar los bancos centrales. Cuando vimos la pasada semana cómo el mayor dato de inflación de la economía estadounidense de los últimos 39 años (6,8%) impulsaba las valoraciones del S&P 500, llevándolas a máximos, nos dimos cuenta que el comportamiento racional ante los datos no nos va a servir para predecir el signo de los mercados.

Una inflación, tan elevada, técnicamente debería llevar a los bancos centrales a una subida inmediata de los tipos de interés. Medida que no suele ser bien recibida por las bolsas y mucho menos por los bonos. Sin embargo, la pasada semana las bolsa estadounidense avanzaron cerca del 4% y las Tir del bono de EE.UU a 10 años cayo el viernes por debajo del 1,50%. Esto presupone que los bancos centrales van a ser permisivos con la inflación actual, o que aunque tomasen alguna medida, esta va ser muy flexible en función del contexto económico en que nos encontremos.

En cualquier caso parece que no subir tipos a corto plazo o ligar su subida al contexto económico puede ser bien recibido y mantener el signo positivo de las bolsas también para el próximo año. Los bancos centrales han entendido que en las finanzas algo que puede ser técnicamente cierto, contextualmente puede ser absurdo. La inflación en el contexto actual no debe llevar aparejada una subida de tipos, a pesar de que los analistas lleven todo el año generando preocupación por la llegada de la inflación. Es un absurdo subir tipos cuando hay una inflación cuyo origen esta en la oferta o cuando se necesita una reactivación de la economía, por elevado que parezca el IPC. Es de esperar que el mercado también lo interprete así.

Las lecturas de los mensajes de los bancos centrales darán para movimientos en las bolsas, pero el fondo del mensaje va estar rondando lo que he indicado en el párrafo anterior. La Reserva Federal continuará con el tapering iniciado, reduciendo sus compras de bonos progresivamente y fiando la subida de tipos al contexto económico. El resto de bancos centrales probablemente mantendrán tanto sus estímulos como sus tipos inalterados por ahora, en espera del contexto adecuado.

Tanto la volatilidad que podemos vivir esta semana, como las incertidumbres que dejen abiertas los bancos centrales en sus mensajes, será el precio que tenemos que pagar como inversores al mantener nuestro dinero posicionado en unos activos financieros, que apuntan a seguir generando buenos retornos en los próximos meses. No hay que olvidar que por lo bueno siempre hay que pagar un precio.

A continuación las citas económicas relevantes de esta semana:

Lunes: Encuesta Tankan en Japón de grandes empresas manufactureras y no manufactureras.

Martes: Datos de empleo en Gran Bretaña. Producción industrial en la zona euro. El Tesoro español subasta letras a tres meses.

Miércoles: Producción industrial en China. IPC en Gran Bretaña, Francia y España. Ventas minoristas en EE.UU. Reunión de tipos del FOMC de la Fed y comunicado posterior.

Jueves: PMI´s preliminares de las principales economías mundiales. El Tesoro español subasta bonos a 3 y 5 años. Reunión de tipos del Banco de Inglaterra y del Banco Central Europeo.

Viernes: Reunión de política monetaria del Banco de Japón. Índice IFO de confianza empresaria en Alemania. IPC de la zona euro.