Al mercado le preocupa el crecimiento, a los Bancos Centrales todavía no.

La campaña de publicación de resultados está siendo buena, pero no excelente. Más floja en Europa y superando las expectativas en EE.UU. En el país norteamericano está siendo el primer trimestre desde el segundo trimestre de 2022 en el que crecen los beneficios por acción en términos interanuales. Después de que el 35% de las empresas hayan presentado sus cuentas, el crecimiento del BPA se sitúa en un 1,3% interanual. Si continúa el ritmo con las compañías que restan por publicar, los beneficios del S&P 500 pueden terminar en un incremento interanual del 5%.

Sin embargo, estos buenos datos de resultados y la macro acompañando no son suficientes para dar impulso al mercado. Al contrario, las bolsas continúan con su goteo a la baja. En esta ocasión ni siquiera está siendo posible un rebote dentro del ciclo bajista. El despertar de los mercados a la realidad está castigando con dureza a los  índices, ahora ni unos bancos centrales con mensajes más dovish calman la hemorragia.

Nada que nos debería sorprender, como ya he indicado en anteriores artículos, las valoraciones actuales difícilmente se van a justificar con los resultados empresariales en un entorno de fin de ciclo de subidas de tipos. Ni siquiera se justifican con el incremento de BPA de este trimestre, como hemos visto en la evolución de los índices estas últimas semanas.

El endurecimiento de las condiciones crediticias empieza a hacer mella en la confianza de los consumidores y ahorradores. En EE.UU se incrementan los hogares que tienen dificultades para llegar a final de mes, tanto en los hogares con estudios superiores, como en los más modestos. (Ver grafica debajo). En Europa el impacto ya es a nivel de crecimiento económico, el cual es ahora la principal preocupación de la presidenta del BCE. El siguiente evento, que ya estamos empezando a percibir, son las dificultades de los estados en cumplir con sus objetivos de déficit y endeudamiento. En Europa preocupa el incremento del diferencial de la deuda Italiana y en EE.UU. las agencias han bajado la calificación de su deuda. No cumple la misma función refugio que antes.

Los ahorradores e inversores empiezan a tomar posiciones de menor duración en sus activos que hace incrementar la rentabilidad exigida a la deuda a largo plazo, lo que denota una previsión de necesidades de liquidez a corto y medio plazo. Necesidades o quizás prevención por el entorno económico que nos podamos encontrar el próximo año. La fábula de la cigarra y la hormiga está bien presente en la mayoría de las generaciones actuales que ya han vivido anteriores crisis. La remuneración del corto plazo es suficientemente alta como para que compense tomar riesgo a largo.

Los bancos centrales deberían enfocarse en el crecimiento, su mensaje denota que el trabajo para contener la inflación puede estar ya hecho y además el comportamiento de las TIRes de los bonos les está ayudando en su labor. Esta semana la FED mantendrá los tipos inalterados apoyándose en este mensaje. Pero, por ahora no transmiten el mensaje que quiere escuchar el mercado y dejan sus próximos movimientos en dependencia de los datos. Tendría que romperse algo a corto plazo para que cambiase este posicionamiento y girarán la política monetaria focalizándose en el crecimiento como desea el mercado.

En resumen un entorno muy poco favorable para las bolsas donde podemos dar casi por cerrado el año en término de rentabilidades con el 7% en el S&P 500 y el 5,80% en el EuroStoxx 50 actual. Va ser difícil que vivamos en las bolsas un rally de final de año si los bancos centrales mantienen su discurso y dado el creciente interés de los inversores por bonos con altas rentabilidades, eso sí, en duraciones cortas. Tendrá que ser para el año 2024, con las posibles bajadas de tipos y con valoraciones ya más ajustadas, cuando las bolsas vuelvan a generar interés.

Una campaña de resultados propicia para el rebote

En los últimos tiempos se está convirtiendo en demasiado habitual tener que incorporar los conflictos geopolíticos como eje de los análisis de mercados. La era de la globalización y de la comunicación nos llevan a acercar y generalizar conflictos localizados en distintos extremos del mundo, esperando con cierta lógica una reacción de los mercados financieros mundiales. Además, la seducción del pesimismo, a las personas nos encanta oír que el mundo se va a pique, obliga a los analistas a tener que transmitir algo de certeza fundamentada sobre lo que puede ocurrir. Si alguien nos dice lo que va a ocurrir, y nos lo creemos, nos permite satisfacer la necesidad del ser humano de tener todo bajo control.

Pues bien, informo que no es mi intención que el conflicto Palestino-Israelí sea el eje de mis proximos análisis porque creo que mis lectores, principalmente inversores, ya han percibido que el mercado siempre se ajusta a las circunstancias y que cada vez está más preparado ante conflictos de esta naturaleza. Esta semana pasada, posterior al estallido del conflicto en Oriente Próximo, los mercados de renta variable han arrojado un resultado plano con pequeños avances en EE.UU. (S&P500 +0.45%) y ligeros retrocesos en Europa (EuroStoxx 50 -0.22%). Incluso el petróleo, habitual fuente de volatilidad ante conflictos bélicos en el oriente próximo, permaneció bastante estable hasta el pasado viernes. Por cierto, ¿recuerdan que continúa la guerra entre Rusia y Ucrania?.

Dejaremos a los expertos en estrategia y politólogos que hagan los análisis sobre la posible evolución de los conflictos y aquí nos centraremos en el análisis fundamental económico que es el que da soporte al comportamiento de los mercados financieros.

Ha comenzado ya la publicación de resultados del tercer trimestre de las compañías. El consenso espera que este trimestre se vuelva al crecimiento en resultados en términos interanuales. La última vez que se produjo fue en el tercer trimestre de 2022. El consenso apunta a un crecimiento del 0,8% de los beneficios para el S&P 500. Parece que las compañías financieras van a ayudar a cumplir con este pronóstico ya que todavía siguen favorecidas por los tipos de interés altos. El consumo discrecional y las tecnológicas serían los otros dos sectores que impulsarían los beneficios trimestrales.(Ver Fig 1)

De cumplirse o superarse estas previsiones tenemos el terreno abonado para un rebote de los índices en EE.UU., tras el rumbo bajista que iniciaron a finales de julio. Los datos macro son sólidos, el empleo aguanta y las probabilidades de que ya se haya llegado al final del ciclo de subidas de tipos han aumentado esta última semana. Puede ser un buen momento para el trader.

Parece que tendremos oportunidades de negocio de entrada y salida en el corto plazo, pero pensando en el largo plazo todavía la renta variable está cara. Las valoraciones actuales están soportadas en  incrementos de beneficios para el 2024 de hasta el 12% en el S&P 500. Se antoja demasiado positivo cuando hay una expectativa de endurecimiento de la concesión de crédito y posible aumento de impagos que acabará con la fiesta de las financieras, principales aportantes del incremento de beneficios en este trimestre. Además los tipos altos durante más tiempo tensan las valoraciones de las carteras de bonos de las entidades bancarias con alto riesgo de que algo se rompa nuevamente, como sucedió el pasado marzo.

Como expliqué en mi anterior artículo “El enfoque de largo es bajista para las bolsas”, con los múltiplos actuales, en un ciclo de subidas de tipos como este,  el resultado esperado es un mercado bajista para el próximo año. Aunque no viene mal recordar que es en la fase bajista de las bolsas es en la que se producen las mayores subidas de bolsas en el corto plazo en forma de rebote. A río revuelto ganancia de pescadores, debemos tener la caña preparada. Llega el momento de la táctica “ buy the dip”(literalmente en inglés compra en la caída) y del “sell the rally” (vender en la subida). Aunque se sabe que es una técnica difícil, nos acercamos a un mercado propicio para ello.