No se debe descartar la vuelta a máximos en los índices

Los noticias que nos dejó la pasada semana y el comportamiento de los mercados van a permitir abrir un periodo de mayor visibilidad, que junto con el apoyo en el comportamiento histórico de los índices, nos debería ayudar en la toma de decisiones a partir de ahora.

La semana pasada se atisbó una salida al conflicto bélico con el posible plan de neutralidad que podría poner fin a la guerra y la Reserva Federal mostró su perfil más agresivo subiendo un cuarto de punto los tipos y apuntando a seis subidas más durante este 2022, terminando el año con los tipo en el 1,90% frente a la anterior previsión de 0,9%. La Reserva Federal está convencida de poder acompasar la demanda con la oferta, con estas medidas de subidas de tipos y reducciones de balance, sin perjudicar el ciclo de crecimiento económico. El mensaje de fortaleza económica fue bien recibida por las bolsas que cerraron una semana muy positiva, con subidas del 6,16% en el S&P 500 , del 8,41% en el Nasdaq 100 y del 5,85% en el índice europeo EuroStoxx 50.

Otro acontecimiento de la semana pasada es la vuelta del interés de los inversores sobre el potencial del mercado chino. China puede empezar un ciclo de bajada de tipos y de estimulación de su economía, medidas opuestas a las medidas que se esperan en occidente.

Conviene en este punto revisar la situación de los índices tras el estallido de la guerra en Ucrania. El S&P 500 desde el 23 de febrero, día anterior al estallido del conflicto, ha subido un 5,60%. El tecnológico Nasdaq 100 desde la misma fecha se apunta una subida del 6,74%, incluida ya la subida de tipos de la FED. En Europa los índices ha recuperado las últimas semanas considerablemente, dejándose el EuroStoxx 50 solo un 1,78% desde que estalló el conflicto.

¿Que nos dice la historia sobre el comportamiento de las bolsas y la economía en situaciones como las que estamos viviendo?

Respecto a los conflictos bélicos nos dice que estos acontecimientos no cambian las tendencias y que la recuperación de las bolsas se produce antes de que se resuelva el conflicto.

Respecto a las subida de tipos nos dice que según el análisis de 12 ciclos de subidas de tipos en general, realizado por Truist Advisory Services, el S&P 500 obtuvo una rentabilidad total a una tasa media anualizada del 9,4% durante la duración de dichos ciclos, mostrando rendimientos positivos en 11 de esos periodos.

Por otro lado, según un análisis realizado por Evercore ISI, de los cuatro ciclos de subidas desde 1994 reveló que el S&P 500 cayó una media del 4% en el primer mes tras el inicio del ciclo.

Pero el índice de referencia subió a los seis meses del ciclo una media del 3%, y un 5% de media después de 12 meses, según Evercore. (ver gráfico inferior)

Generalmente las subidas de tipos tienen un impacto positivo durante el primer año después de un inicio de ciclo de subidas, ya que se realizan debido a la fortaleza de la economía que supone un incremento en los resultados de las compañías. Queda por ver el impacto que estas medidas suponen en el ciclo económico a partir de ese primer año, lo cual determinará la continuidad o no del buen comportamiento de las bolsas. La cruzada de la FED contra la inflación, como estrategia para la estabilidad en el ciclo, no esta reñida con evitar una recesión, por ello habla de subidas de tipos de manera apropiada y de que el comité está en constante revisión de los acontecimientos económicos y políticos y que estaría preparado para ajustar la política monetaria como corresponda.

Se menosprecia el poder de las políticas monetarias para controlar la inflación de costes que amenaza el ciclo económico, pero debemos considerarla como una medida de contención a la que se deberán unir las políticas fiscales. Los gobiernos van a tener que intervenir en los precios del principal origen de esta inflación de costes como es la energía. Esta semana se reúnen los lideres de la Unión Europea y esperamos las primeras medidas en este sentido. Quizás sea el primer paso para evitar la temida estanflación en Europa (inflación + recesión).

Dado que el impacto de corto plazo de la subida de tipos ya esta incluido en precios de los activos, el S&P 500 ha caído en lo que va de año un 6,36% y el Nasdaq 100 un 11,64%, tocaría recuperar la valoraciones para hacer buenos los datos históricos de las bolsas durante los 12 primeros meses del inicio de un ciclo de subidas de tipos. Aunque parece osado no deberíamos descartar volver a ver máximos de los índices y si el conflicto bélico se encauza quizás más pronto que tarde.

¿Por que renunciar a un buen primer año en bolsas tras el inicio de un ciclo de subidas de tipos? El inversor debería valorar la vuelta al escenario base de principio de año, favorable a la renta variable en detrimento de la renta fija o la liquidez. Anticipar el resultado que en el crecimiento económico tendrán las subidas de tipos y el conflicto bélico en el año próximo es demasiado apresurado y sería aconsejable realizar la evaluación del mismo paulatinamente. Se trata de evitar perder oportunidades de acumular rentabilidades en las carteras que ofrece el momento actual.

Citas económicas de la semana:

Lunes: Comparecencia de C. Lagarde y de J. Powell.

Martes: Comparecencia de varios miembros del FOMC de la FED.

Miércoles:IPC de Gran Bretaña. Ventas de viviendas nuevas en EE.UU. Inventarios de petroleo crudo de la IAE

Jueves: PMI´s preliminares de la zona euro y de EE.UU. Cumbre de lideres de la Unión Europea.

Viernes: IPC de Tokio. PIB de España. Índice IFO de confianza empresarial en Alemania. Cumbre de lideres de la Unión Europea.

El inversor ante una guerra en Europa

El ser humano necesita pensar que el mundo es predecible y controlable, pero en realidad no lo es. Cuando acontecimientos como la invasión de Rusia suceden, nos damos cuenta de esta realidad y pasamos de pensar que el mundo es predecible y controlable a pensar que todo se desmorona, pero en realidad tampoco es así.

Una de las incertidumbres a la que nos enfrentábamos este principio de año no se ha resuelto favorablemente, por lo que conviene evaluar el nuevo entorno en el que nos encontramos, huyendo de la emocionalidad que hace aflorar la circunstancia y con la mayor objetividad posible.

El impacto en la economía global de la guerra de Putin viene por el incremento del precio de las energías y materias primas que apuntan a una inflación elevada y persistente los próximos meses. Desde el punto de vista comercial el impacto no es tan importante, se ciñe a aquellas compañías o economías excesivamente dependientes de Rusia, que en peso relativo no son demasiadas. Evidentemente Europa va a tener un impacto mayor desde el punto de vista energético ya que el 41% de gas y el 27% del petroleo que se consume en Europa proviene de Rusia. Por ahora no se han cortado los suministros pero el incremento de precio de los futuros de estas energías descuentan un escenario de corte.

El impacto para la economía Rusia, tras las sanciones internacionales, apunta a ser muy importante y de un calado que puede ser devastador. En el pasado, las sanciones económicas probaron ser más eficaces que las acciones militares. Ahora, con múltiples frentes económicos occidentales abiertos, no será la excepción. En la nueva realidad bélica, las sanciones económico-financieras son mucho más rápidas y efectivas que las armas convencionales a la hora de causar daño al enemigo. La economía rusa ocupa el puesto 11 en el mundo teniendo en cuanta su PIB, pero representa solo el 7% del PIB de EE.UU.

Este es el nuevo entorno al que se enfrentan los mercados, que tratan de evaluar si los diferentes ángulos de impacto del conflicto en la economía nos avoca a una recesión. Por ahora, los mercados están en modo de prevención y apuntan a un freno económico importante. La aversión al riesgo está haciendo que la evaluación se posicione en un escenario de recesión. Sin embargo, la evaluación esta siendo asimétrica en las distintas plazas. Mientras que en Europa el EurStoxx 50 ha caído un 17,27% en lo que va de año y desde el día de la invasión un 7,85%, en EE.UU. El S&P 500 ha caído un 9,18% desde principio de año y lleva una ganancia del 2,17% desde el día de la invasión. El índice MSCI World en dolares, que representa la bolsa mundial, ha caído un 10 % desde principio de año y un 2,53% desde el día de la invasión.

Este es el daño actual en los barómetros de la economía. ¿Son suficientes estas caídas para representar un cambio de tendencia? Aunque la aversión al riesgo nos haga vivir caídas aun mayores, quizás es demasiado pronto para confirmar el cambió de ciclo.

Históricamente los acontecimientos geopolíticos, incluso los que implican a importantes productores de energía, no han tenido un impacto duradero en los mercados. Al mirar hacia atrás, las ventas masivas en los mercados de renta variable relacionadas con eventos geopolíticos han tendido a ser cortas y agudas, con ventas masivas que no duran mucho más que un mes, ya que los mercados reaccionan ante el evento repentino. El nivel de la reacción del mercado puede ser considerable, como ha sido en este caso, si lo miramos desde el principio de año. Sin embargo, en la mayoría de los incidentes geopolíticos anteriores, los mercados han tendido a recuperarse hasta su nivel anterior en menos de un mes, después de que los inversores evaluaran que el entorno macroeconómico no ha cambiado sustancialmente. Por supuesto, si el contexto de crecimiento cambia materialmente, como lo hizo con la crisis del petróleo de 1973, puede conducir a una mayor ola de ventas y a un periodo más largo para recuperar las pérdidas.

La reducción del riesgo de una cartera puede ser tentadora dadas las posibles consecuencias de un periodo prolongado y significativo de conflicto entre Rusia y Occidente. Sin embargo queda por ver la reacción de las autoridades monetarias y gobiernos de occidente para paliar los daños que el conflicto puede provocar en la economía.

Los Bancos Centrales se encuentran entre la espada y la pared, deben decidir entre normalizar la política monetaria y de tipos para frenar la inflación o apoyar el crecimiento económico, evitando una recesión. No tardarán en darse cuenta que aumentar tipos y reducir estímulos ante un escenario inflacionario debido a la oferta nos conduce directamente a la estanflación (inflación + recesión), siendo esté el peor escenario para el cumplimiento de los mandatos de los bancos centrales. Esta semana tenemos la reunión de tipos del BCE y el mercado espera señales de apoyo al crecimiento, dadas las circunstancias.

Por otro lado, los gobiernos se verán obligados a tomar medidas contra la subida de la energía para las empresas y las familias. No es descartable la subvención de la energía y la eliminación de los impuestos directos sobre la misma en Europa. Aunque a largo plazo ya ha quedado claro que se deben intensificar la inversión en la transición hacia las energías renovables, a corto plazo hay que tomar medidas inmediatas que alivien la tensión sobre la demanda y la actividad empresarial. La reunión de esta semana de los lideres de la Unión Europea pueden marcar una agenda en este sentido.

En estas circunstancias, el inversor no debe dejarse llevar por el pánico y mantener el plan financiero elaborado antes del conflicto. Podemos ver días peores de mercado, focalizado en los días de máxima tensión, como el pasado viernes con la ocupación por Rusia de la central nuclear de Zaporiyia, pero una buena diversificación de las carteras, por estrategias sectoriales, geográficas y de divisas debe calmar las tentaciones del inversor de tomar una decisión precipitada.

Respecto al posicionamiento en estos momentos, como he indicado, apuesto por mantener la estrategia previa a la invasión respecto al tipo de activo. Es demasiado tarde para reducir exposición a bolsas y demasiado pronto para aumentarla aprovechando las oportunidades que están emergiendo. Este momento llegará, pero va a depender de lo que se alargue el conflicto. Los impactos en los mercados de los conflictos geopolíticos generan una volatilidad que históricamente ha supuesto una oportunidad.

Si hablamos de movimientos tácticos, dentro de la estrategia de activos que mantenemos, convendría aumentar posicionamiento en EE.UU., en energías renovables, ciberseguridad y recursos naturales y reducir posicionamiento en el sector financiero y del lujo.

Esta semana la atención seguirá puesta en la guerra de Putin, esperamos alta volatilidad y es de esperar las medidas que proyectan tomar la Unión Europea para capear el impacto en las economías europeas del conflicto y del BCE en apoyo del crecimiento económico.

En el ámbito macro estas serán las citas más relevantes:

Lunes: Balanza comercial de China. Confianza del inversor en la zona euro.

Martes: PIB y empleo de la zona euro. El Tesoro español subastará letras a 3 meses. Balanza comercial de EE.UU.

Miércoles: PIB de Japón. IPC de China. Inventarios del petroleo crudo de la IAE en EE.UU.

Jueves: Cumbre de lideres de la Unión Europea. Decisión sobre tipos del BCE y rueda de prensa posterior de su presidenta.

Viernes: PIB y balanza comercial de Gran Bretaña. IPC de España y Alemania. Cumbre de lideres de la Unión Europea.

Implicaciones para la inversión de un conflicto geopolitico

Una semana después del inicio de la invasión de Rusia sobre Ucrania todavía tenemos poca visibilidad sobre el recorrido que va a llevar esta crisis, pero conviene hacer alguna lectura de la situación en estos momentos y de las implicaciones que puede tener para la inversión.

En primer lugar, desde el día anterior a la invasión de Rusia hasta el momento que estoy escribiendo este correo el S&P 500, principal índice de la bolsa estadounidense se ha revalorizado un 3,72% (revalorizado), la bolsa Europea lo lleva peor, ha caído un 5,24%. En cualquier caso, dadas las circunstancias, podemos decir que los mercados están tomando la situación con consistencia. A pesar de la alta volatilidad diaria, el inversor está actuando con gran cordura.

En la renta fija y especialmente en el crédito la repercusión está siendo algo mayor, debido principalmente a que son las posiciones que primero se ponen en liquidez y a que la FED ha seguido insistiendo en subir tipos a pesar de la guerra. (signo de poca preocupación del impacto económico de fondo del conflicto). El inversor que lleve a término las inversiones en renta fija debería solo preocuparse de la calidad de la misma. Si es de buena calidad el tiempo hará su trabajo y además se ha abierto una gran oportunidad de compra de este activo.

En espera de otras reacciones de Putin, el conflicto va a tener, y está teniendo, un impacto en el componente energético, con subidas de petróleo y de gas. En este momento no se puede calibrar pero conviene echar la vista atrás para ver qué sucedió en anteriores circunstancias en los mercados.


Históricamente los acontecimientos geopolíticos, incluso los que implican a importantes productores de energía, no han tenido un impacto duradero en los mercados. Al mirar hacia atrás, las ventas masivas en los mercados de renta variable relacionadas con eventos geopolíticos han tendido a ser cortas y agudas, con ventas masivas que no duran mucho más que un mes, ya que los mercados reaccionan ante el evento repentino. El nivel de la reacción del mercado puede ser considerable, como ha sido en este caso, si lo miramos desde el principio de año. Sin embargo, en la mayoría de los incidentes geopolíticos anteriores, los mercados han tendido a recuperarse hasta su nivel anterior en menos de un mes, después de que los inversores evaluaran que el entorno macroeconómico no ha cambiado sustancialmente. Por supuesto, si el contexto de crecimiento cambia materialmente, como lo hizo con la crisis del petróleo de 1973, puede conducir a una mayor ola de ventas y a un periodo más largo para recuperar las pérdidas.
La reducción del riesgo de una cartera puede ser tentadora dadas las posibles consecuencias de un periodo prolongado y significativo de conflicto entre Rusia y Occidente. Sin embargo, es posible que sin la introducción de sanciones centradas en la energía, los inversores puedan volver al discurso inicial más amplio sobre 2022 relativamente rápido, con un escenario de tipos de interés ligeramente más altos y una rotación de la rentabilidad hacia los segmentos value, del que se benefician índices de referencia como los europeos.
En este momento, desaconsejamos cambios pronunciados en las asignaciones en las carteras.
Una cosa parece estar muy clara: a corto y largo plazo esperamos que la crisis intensifique la inversión en la transición hacia las energías renovables, ya que el aumento de los precios de la energía y los temores a la seguridad energética se suman a las preocupaciones existentes sobre el clima.