Señales de venta para la renta variable

La teoría del caos estudia la sensibilidad de aquellos sistemas complejos y dinámicos en los que pequeños cambios pueden generar grandes consecuencias.

La fuerte caída de los mercados de renta variable internacional la semana pasada, principalmente en Wall Street, puede ser vista como una corrección de unos mercados cuyas valoraciones han corrido demasiado este principio de año. Pero las connotaciones de la misma se ajustan más a una señal de alerta ante unos mercados excesivamente confiados de la resiliencia del sistema económico ante una de las mayores subidas de tipos de la historia. Mientras el S&P 500 caía un 4,55%, el dinero corría hacia el activo refugio de la deuda cuyas Tires caían vertiginosamente. El bono americano a 10 años caía de niveles superiores al 4% hasta el 3,70% en pocas horas. La TIR del bono estadounidense a 2 años caía un 10% en el mismo periodo. En Europa sucedió lo mismo en la jornada del viernes.

Las dificultades de un banco de menor dimensión como el SVB (Silicon Valley Bank) que ha generado alarma sobre el sistema bancario de Estados Unidos, no es más que una consecuencia bastante lógica de reducir liquidez y aumentar tipos tan bruscamente en el sistema. Aunque el tamaño del banco y su mercado, principalmente compañías start up y de alto riesgo, no debería generar preocupación sobre la posibilidad de contagio en el sistema bancario estadounidense o global, la teoría del caos debería prevenirnos de que toda acción tiene una reacción, y que subir los tipos a los niveles previstos va a producir pequeños cambios que pueden generar grandes consecuencias. 

Se habla de resiliencia de la economía de Estados Unidos porque su mercado laboral permanece fuerte y es una referencia para FED para afianzar su política agresiva de tipos, pero hay otras variables microeconómicas que deberían seguir más de cerca y que empiezan a colapsar. No solo me refiero al caso del SVB, sino al consumo de las familias, a la demanda de hipotecas o la venta de viviendas o automóviles. La microeconomía es el cimiento de la economía, las decisiones microeconómicas de los consumidores terminarán impactando en la macroeconomía aunque sea con cierto decalaje, pero  de manera inexorable, como predice la teoría del caos. 

En EE.UU. ha caído la confianza del consumidor, el índice en febrero se situó en 102,9 frente a los 108 previstos y por debajo del 106 del mes anterior. Las hipotecas han caído un 24,7% en términos intermensuales y un 43,6% en términos interanuales. En Europa el crédito de los hogares y de las empresas se está desplomando, suponiendo ya solo el 0.4% del PIB frente al 1% que suponía en diciembre y el 1,2% de los últimos tres meses. Las solicitudes de préstamos hipotecarios han caído drásticamente y los precios de la viviendas tienden a la baja, amenazando dejar las valoraciones por debajo de la deuda hipotecaria.

El impacto de esta reducción de demanda no tardará en impactar en la cuenta de resultados de las compañías, los cuales se ven presionados por un incremento de los gastos financieros y una demanda a la baja. Esto dibuja un panorama poco halagüeño para las valoraciones de las compañías y aconseja mantenerse lejos de la renta variable en los próximos meses. No deberíamos dejarnos tentar por los cantos de sirena de las correcciones en este tipo de activo, porque el deterioro para los próximos meses es en elementos estructurales que llevará tiempo recuperar. 

Las tensiones inflacionistas marcan el paso de los bancos centrales, pero estamos muy cerca de que la inflación no sea la preocupación principal. A pesar de cierto estancamiento en febrero, los próximos meses de marzo, abril, mayo y junio arrojarán una inflación claramente a la baja. La inflación que arrastramos tiene su origen precisamente en estos meses del 2022, tras el inicio de la guerra de Ucrania. En Marzo de 2022 la inflación mensual de la Unión Europea fué del 2,43% y en EE.UU. del 1,34%, es la inflación base que arrastramos y que en la nueva comparativa anual se enjuagara. 

Sin tensiones inflacionistas los bancos centrales se presentarán menos agresivos y entonces tendrán una mayor visibilidad del impacto de los tipos altos en la economía. Esto les llevará a terminar el ciclo de subidas de tipos probablemente antes de lo que están transmitiendo.

Es un entorno muy favorable para la deuda y para la renta fija en general. Tanto como activo refugio y por la rentabilidad interna que ofrece actualmente, que nos invita a pensar que en los próximos meses se puede acumular buenos retornos por el efecto mercado. Deuda pública y crédito corporativo de alta calidad debería ser el componente dominante en nuestras carteras. Conviene reducir el peso de la renta variable y del high yield durante los próximos meses porque en estos momentos no compensa el ratio rentabilidad-riesgo en estos activos.

La semana en la que entramos veremos en su posición agresiva del último mes a la presidenta del BCE, Christine Lagarde. El jueves subirá el tipo un 0,50 %, pero si no define la intensidad de las subidas próximas y se ciñe a indicar que van a esperar datos futuros para definirlas, estaremos más cerca de que el final de las subidas se produzca antes del verano. Será señal de que el entorno económico que fundamento en este artículo se encuentra más cerca.

 Invertir en un mercado engañoso

Vivimos momentos de mercados engañosos, en los que la simple recuperación de unas valoraciones penalizadas excesivamente se perciben como el nuevo ciclo alcista en la renta variable. En este artículo intentaré desgranar los motivos por los que el plácido recorrido alcista todavía se ve lejos. Conviene asumir, cuanto antes, que por ahora nos toca navegar por aguas cambiantes, desde la crisis económica al aterrizaje suave, desde la estanflación a la recesión leve o al crecimiento sostenido. Cada semana hay motivos que justifican cualquiera de estos escenarios. 

Trás los bancos centrales los mercados de renta variable siguen fuertes. Se cumplió el guión previsto en las subidas de tipos de las principales autoridades monetarias y el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell, pronunció la palabra desinflación para referirse al sector de los bienes, todo un alegato para un final de subidas cercano. 

Por el lado opuesto a los postulados del mercado, los datos de empleo en EE.UU. están pulverizando todas las previsiones, con una tasa de paro del 3,4%, la mínima en medio siglo. Con estos datos y la presión que ejercen sobre los salarios, es difícil que veamos bajadas de tipos este año. Los tipos permanecerán altos más tiempo. 

Con este entorno, los valores de sectores más perjudicados por los tipos altos, como el tecnológico,  recogieron con júbilo la reducción del ritmo de subidas de la FED, que se interpretó como la antesala a una pausa en las subidas de tipos. Es normal, que los sectores, regiones o estilos de inversión que más se han visto penalizados en el ciclo de subidas tengan una reacción inicial potente ante el final de dicho ciclo. Además su correlación negativa con las Tires de los bonos del Tesoro a 10 años hace que la caída de Tires de las últimas semanas les beneficien. Sin embargo, debemos tener cuidado en considerarlos como los ganadores en la siguiente fase en la que entramos. Todo apunta a que los tipos dejarán de subir, pero se mantendrán altos durante cierto tiempo y en este caso sectores, regiones y estilos de inversión correlacionados positivamente con las Tires de los bonos del Tesoro tendrán un mejor comportamiento (ver figura1).

Ante tantas señales contradictorias deberíamos centrarnos en las variables más fundamentales utilizadas en los análisis de los activos de riesgo, que no son otras que la evolución de los resultados empresariales. Aunque todavía quedan bastantes compañías por publicar resultados, por ahora solo el 53% de las compañías del S&P 500 han logrado superar las expectativas de resultados y sin embargo, el 64% las ha superado el de ingresos. Esto quiere decir que los márgenes netos se estrechan y de cara a final de año se espera una caída en los beneficios por acción en el S&P 500.

Con esta previsión de resultados, a pesar de que este inicio de año las probabilidades de aterrizaje suave habían aumentado en el consenso de mercado, va a ser inevitable algún tipo de recesión, aunque tenga la consideración de leve. De los 12 ciclos de subidas de tipos entre 1955 y 2020, la Fed sólo logró 3 soft landings y sólo en los casos de ciclos de subidas modestos (el ciclo actual ha sido el mayor y más rápido desde los 80) y en los que la inflación no suponía un problema. (Ver figura 2).

Un mercado laboral fuerte ahora no garantiza que no tengamos una recesión en el corto plazo. Como observamos en la figura 3, en la historia el paro baja y los salarios suben justo inmediatamente antes de las recesiones, especialmente si vienen acompañadas de subidas de tipos. La combinación en el caso actual está especialmente exacerbada en los tres indicadores. 

Con esto la recesión parece inevitable pero no hay drama si la esperamos bien pertrechados. Los activos defensivos deben constituir el principal componente de nuestra cartera y deberíamos sobreponderar la renta fija, cuyo recorrido se presenta más estable. Aquellos sectores, regiones o  estilos  de inversión que más correlación tienen con una subida de tipos (Fig 1), siguen siendo adecuados actualmente como componentes defensivos. Esto es, compañías value, sector energía (incluido renovables), servicios financieros o industria, en detrimento de Growth, tecnológicas o activos inmobiliarios. 

Este año puede ser muy fructífero para nuestras carteras, si nos preparamos para la recesión y aprovechamos las oportunidades de entrada que nos puede dar de cara a un futuro ciclo alcista, que llegará pero que todavía se percibe lejano.

Buscando una inflexión en la temporada de resultados.

Al principio de la semana pasada vivimos el primer intento de rebote de los mercados de renta variable. La caída generalizada en las TIRes de los bonos dió la oportunidad a las bolsas a tomarse un respiró y repuntar, después de un final de trimestre de caídas continuadas. Porque debemos ver como  los bonos tienen que relajar sus Tires para que las bolsas tengan una oportunidad. Por lo menos hasta ahora. Al final de semana las tirés de los bonos se recuperaron y las bolsas retrocedieron, cerrando a pesar de todo el balance semanal en positivo. El S&P 500 se apuntó un avance semanal del 1,51% y el EuroStoxx 50 un 1,73%. La TIR del bono de EE.UU a 10 años ascendió hasta el 3,888%, cuando durante la semana marcó un mínimo del 3,566%

La alta correlación que mantienen actualmente los bonos y las bolsas es una situación propia de la alta volatilidad de los tipos y de la poca visibilidad sobre dónde están sus techos de subida. La incertidumbre que esto genera sobre la economía reduce el apetito de los inversores por el riesgo, no dando opción a las bolsas.

Los precios de los bonos y las acciones reflejan el valor descontado de sus flujos de caja, donde el tipo de descuento viene marcado por el tipo de interés real, la inflación y una prima de riesgo por la incertidumbre sobre la obtención de  beneficios futuros. En el caso de los bonos, que pagan cupones fijos, la prima de riesgo sobre la obtención de beneficios futuros viene marcada por el riesgo de impago de los mismos, exigiendo más rentabilidad a los bonos de peor calidad. En el caso de las acciones una mayor incertidumbre sobre los beneficios futuros aumentan la prima de riesgo exigida. 

Un aumento en los tipos reales afecta tanto a la renta fija como a la renta variable. A mayor tipo menor precio actual de los flujos futuros. Pero, en el caso de las acciones puede suceder que, aunque suban los tipos, si la incertidumbre sobre la economía disminuye, aumenta el apetito por el riesgo de los inversores y se reduce la prima de riesgo exigida, teniendo un efecto positivo en su valoración.

Este es el escenario que debería tener en cuenta el inversor de renta variable. Porque los tipos altos parece que nos van a acompañar un largo periodo de tiempo y la esperanza de recuperación de las bolsas viene por que la prima de riesgo sobre la incertidumbre económica o sobre los beneficios de las compañías se reduzca. 

La determinación de los bancos centrales en su lucha contra la inflación, está dejando pocas alternativas a alguna sorpresa por su parte en cuanto a la moderación en la subida de tipos. Además el acicate del mercado este año de que cuanto peor, mejor está dejando de tener relevancia tras la clara apuesta de los bancos centrales por la lucha contra la inflación en perjuicio del crecimiento económico. No se espera cambio de actitud por su parte, a pesar de que los datos macro empeoren en el corto plazo.

En los últimos meses los factores detonantes de la inflación se encuentran a la baja. El petróleo, las materias primas, los fletes e incluso los índices de precios de los alimentos están a la baja. Pero, ahora la inflación ya no viene por parte de la oferta, como en su origen, ahora la inflación ha evolucionado a la parte más especulativa en la fijación de precios y que es una amenaza clara hacia la recurrencia de la misma. Esta es la inflación que preocupa a los banqueros centrales y que viene reflejada en por la inflación subyacente. Ahora la determinación en las subidas de tipos tiene más sentido y esto afianza el posicionamiento agresivo de los bancos centrales. Por otro lado, las medidas de estímulo de las administraciones públicas para hacer más llevadera la caída de actividad prevista y  la crisis energética que se avecina, no facilitan la labor de control de la inflación con las herramientas monetarias de los bancos centrales. El resultado es una expectativa de tipos altos durante más tiempo.

Por lo tanto, no cabe esperar una recuperación de las bolsas a corto plazo por un cambio de discurso de los bancos centrales. Como he indicado, deberíamos buscarla en la mejora en la prima de riesgo sobre la incertidumbre de los beneficios futuros, que está ahora haciendo aumentar la tasa de descuento de los beneficios futuros y empujando a la baja las valoraciones.

Hay aspectos técnicos que nos hacen pensar que podría estar cerca una reducción de la correlación actual de los bonos y las bolsas. Aspecto fundamental para que veamos una recuperación de las bolsas en el entorno actual. Uno de ellos es que nos encontramos en un máximo histórico de correlación entre ambos activos y la historia nos dice que tocaría una reversión en esta correlación (Ver gráfico). Por otro lado, además de existir una importante sobreventa, las valoraciones actuales de las compañías descuentan ya una recesión moderada. Cualquier mejora en expectativas económicas o de beneficios haría recuperar valoraciones. Por todo lo indicado en este artículo, este debería ser el foco del mercado los próximos meses. Se debería pasar del cuanto peor, mejor, al cuanto mejor, mejor.

Esta semana se inicia la temporada de publicación de resultados trimestrales de las compañías, comenzando por el sector financiero en EE.UU. Tanto la evolución de los beneficios por acción de las compañías, como sus previsiones para los próximos trimestres deberían ser los catalizadores de las bolsas las próximas semanas. Quizás podamos esperar algunas sorpresas positivas en estos resultados trimestrales, dada la caída de costes de las materias primas, fletes y petróleo de las que se han beneficiado determinadas compañías, especialmente aquellas menos endeudadas, a las que el aumento de tipos no les penaliza tanto en su cuenta de resultados, como las compañías del sector industrial. Cualquier dato de este tipo, que reduzca la prima de riesgo a la que están valoradas actualmente las compañías, supondrá un repunte en su cotización. Incluso con perspectivas peores para los próximos trimestres.

 Recesión técnica: La botella medio llena

Tal como indicaba en mi último análisis publicado el 11 de julio, “Hay motivos para la esperanza”, el apetito por el riesgo estaba cercano a regresar a los mercados. Los acontecimientos de las últimas semanas, que eran cruciales en este aspecto, efectivamente han devuelto el interés por los activos de riesgo. Hemos vivido una recuperación de los índices de renta variable internacionales y la estabilización en la deuda y el crédito. El balance en los índices del mes de julio, que cerramos la pasada semana, fue de un +7,97% en el S & P 500 y de +7,53% en el EuroStoxx 50. Pero el índice que mejor lo hizo en julio fue uno de los más castigados este año,  el tecnológico Nasdaq 100, que recuperó un 11,76%.

Y todo esto a pesar de que EE.UU, primera economía mundial ha entrado en “recesión técnica”, es decir dos trimestres consecutivos de contracción de su PIB. Pero, como en otros tantos aspectos en los últimos tiempos, va a tocar redefinir qué es recesión técnica, porque una economía en pleno empleo,  como la estadounidense, dista mucho de la imagen de una economía en recesión. De hecho, para la propia FED es el empleo la referencia de la salud de la economía y podemos afirmar en este sentido que la economía del país de las barras y estrellas es muy saludable.

El mercado ha visto en este dato de contracción del PIB un motivo más para que la FED modere la subida de tipos, a pesar de que como es sabido la Fed vigila el empleo. Como se ve la confusión del mercado continúa, pero por lo menos ahora se ve la botella medio llena. Los últimos datos de resultados publicados, incluidos los de compañías tecnológicas, están demostrando que la tormenta perfecta que se anunciaba no va a ser tal. La FED comienza a dar signos de que no va a ver subidas más allá de las anunciadas y que en 2024 hay altas probabilidades de alguna bajada de tipos. (Ver New Dot Plot del mes de junio de la FED). El mercado de bonos está dando un respiro y las Tires se reducen tanto en la deuda como en el crédito.La TIR de la deuda USA a 10 años cotiza en 2,658%, niveles no vistos desde abril. 

Los mercados parecen acercarse más a los datos ciertos y separarse de las negras previsiones que pintaba un futuro de estanflación. La tormenta perfecta parece que puede quedarse en galerna y tantas prevenciones ahora parecen excesivas. Todo apunta a que la flota puede volver a navegar, porque las galernas son temporales costeros que solo impactan en las primeras dos millas de la costa. El peligro con las galernas es intentar llegar a puerto en medio de una de ellas, lo más probable es que termines estampando el barco contra la escollera del puerto. Lo acertado es capearla con la proa al viento y la marcha metida e intentar alejarte más de dos millas de la costa. El inversor que haya decidido ir a puerto en medio de la galerna de los últimos meses es bastante probable que la nave de su patrimonio vaya a sufrir desperfectos. Los que se han mantenido en navegación capeando el temporal pueden empezar a ver los frutos.

Todo apunta a que puede ser buen momento para la toma de posiciones en renta variable, a tenor de las valoraciones con que nos encontramos, pero convendría realizarlo de forma paulatina incrementando el ritmo conforme se certifique el control sobre la inflación. Control que parecía estar cerca debido a las caídas en los precios del petróleo, pero las posibilidades de que la OPEP+ decida no aumentar la producción, en su reunión de esta semana, han hecho repuntar su cotización. Por lo tanto, deberemos estar atentos a esta cita del próximo miércoles en el calendario económico semanal. También debería acaparar nuestra atención la publicación de los PMIs de las principales economías mundiales y los datos de creación de empleo en EE.UU que se publicarán al final de la semana.

El balance semanal puede estar impactado por estos acontecimientos y por la caída de volúmenes propias del mes de agosto, que lo convierten en un mes de comportamiento errático en los mercados. No sería descartable una toma de beneficios esta semana, tras el buen resultado del mes de julio.

Implicaciones para la inversión de un conflicto geopolitico

Una semana después del inicio de la invasión de Rusia sobre Ucrania todavía tenemos poca visibilidad sobre el recorrido que va a llevar esta crisis, pero conviene hacer alguna lectura de la situación en estos momentos y de las implicaciones que puede tener para la inversión.

En primer lugar, desde el día anterior a la invasión de Rusia hasta el momento que estoy escribiendo este correo el S&P 500, principal índice de la bolsa estadounidense se ha revalorizado un 3,72% (revalorizado), la bolsa Europea lo lleva peor, ha caído un 5,24%. En cualquier caso, dadas las circunstancias, podemos decir que los mercados están tomando la situación con consistencia. A pesar de la alta volatilidad diaria, el inversor está actuando con gran cordura.

En la renta fija y especialmente en el crédito la repercusión está siendo algo mayor, debido principalmente a que son las posiciones que primero se ponen en liquidez y a que la FED ha seguido insistiendo en subir tipos a pesar de la guerra. (signo de poca preocupación del impacto económico de fondo del conflicto). El inversor que lleve a término las inversiones en renta fija debería solo preocuparse de la calidad de la misma. Si es de buena calidad el tiempo hará su trabajo y además se ha abierto una gran oportunidad de compra de este activo.

En espera de otras reacciones de Putin, el conflicto va a tener, y está teniendo, un impacto en el componente energético, con subidas de petróleo y de gas. En este momento no se puede calibrar pero conviene echar la vista atrás para ver qué sucedió en anteriores circunstancias en los mercados.


Históricamente los acontecimientos geopolíticos, incluso los que implican a importantes productores de energía, no han tenido un impacto duradero en los mercados. Al mirar hacia atrás, las ventas masivas en los mercados de renta variable relacionadas con eventos geopolíticos han tendido a ser cortas y agudas, con ventas masivas que no duran mucho más que un mes, ya que los mercados reaccionan ante el evento repentino. El nivel de la reacción del mercado puede ser considerable, como ha sido en este caso, si lo miramos desde el principio de año. Sin embargo, en la mayoría de los incidentes geopolíticos anteriores, los mercados han tendido a recuperarse hasta su nivel anterior en menos de un mes, después de que los inversores evaluaran que el entorno macroeconómico no ha cambiado sustancialmente. Por supuesto, si el contexto de crecimiento cambia materialmente, como lo hizo con la crisis del petróleo de 1973, puede conducir a una mayor ola de ventas y a un periodo más largo para recuperar las pérdidas.
La reducción del riesgo de una cartera puede ser tentadora dadas las posibles consecuencias de un periodo prolongado y significativo de conflicto entre Rusia y Occidente. Sin embargo, es posible que sin la introducción de sanciones centradas en la energía, los inversores puedan volver al discurso inicial más amplio sobre 2022 relativamente rápido, con un escenario de tipos de interés ligeramente más altos y una rotación de la rentabilidad hacia los segmentos value, del que se benefician índices de referencia como los europeos.
En este momento, desaconsejamos cambios pronunciados en las asignaciones en las carteras.
Una cosa parece estar muy clara: a corto y largo plazo esperamos que la crisis intensifique la inversión en la transición hacia las energías renovables, ya que el aumento de los precios de la energía y los temores a la seguridad energética se suman a las preocupaciones existentes sobre el clima.

Las tecnológicas a examen

Dejamos atrás una semana de consolidación de niveles en las bolsas internacionales. Una semana que comenzó con el rally en las bolsas chinas, alentado por sus autoridades. Desde Pekín se animó a sus ciudadanos a que apoyaran los mercados de su país, con el objetivo de hacer los mercados chinos más competitivos ante la feroz competencia con EE.UU. Esto llevó a las bolsas chinas a máximos desde 2015. El buen comienzo semanal en china se extendió al resto de plazas bursátiles, pero a lo largo de la semana regresó la volatilidad de la mano de rebrotes en Europa, de record de contagios diarios en EE.UU. y con América Latina al borde del colapso hospitalario. Al final de la semana, el saldo fue positivo en Wall Street y plano en Europa. En Wall Street volvió a destacar el Nasdaq 100, que se apuntó un 4 % de subida semanal. El índice tecnológico es el claro ganador en esta crisis y acumula ya una subida en el año del 18,32%.

Hay una apuesta decida de los inversores por el sector tecnológico, que ha llevado a elevar las valoraciones de estas compañías a niveles difícilmente justificables por fundamentales. Sin embargo, la nueva realidad que nos ha dejado la pandemia, en las forma de relacionarnos y de actuar, ha proclamado a las tecnológicas como las nuevas compañías industriales del siglo XXI.

La Covid-19 ha sido como el DeLorean de la famosa trilogía de los ochenta “Regreso al futuro”. Nos ha transportado al futuro y hemos regresado con mucha información, y algún almanaque de resultados empresariales que confiamos nos haga ricos. Esta es la circunstancia que ha llevado a miles de minoristas estadounidenses a lanzarse a la compra indiscriminada de acciones de compañías tecnológicas. Y algo similar ha sucedido, la pasada semana, en los mercados chinos. El inversor minorista chino centro su apoyo a los mercados de su país comprando principalmente acciones de compañías tecnológicas.

La semana en la que entramos se va a poner a prueba si la información que hemos traído del futuro es de buena calidad. Esta semana se publican los resultados trimestrales de importantes compañías tecnológicas estadounidenses, como Apple, Netflix o Facebook. En la medida que sus resultados trimestrales, coincidentes con lo peor de la crisis, salgan en positivo, justificarán la revalorización de la que han disfrutado las compañías del Nasdaq 100, los últimos meses.

La volatilidad acompañará a las compañías tecnológicas, que sin dudas volverán a ser las protagonistas esta semana. Si se cumplen los resultados que contiene el almanaque rescatado del futuro, aumentarán las apuestas por las tecnológicas y podemos vivir un nuevo repunte del Nasdaq. Pero el inversor debe ser consciente que nuestras intervenciones en el presente, con una supuesta información cierta sobre el futuro, pueden generar futuros alternativos no tan favorables a su posicionamiento. Aspectos como boicots publicitarios, recordemos el sufrido por Facebook, o regulaciones normativas y fiscales pueden hacer ensombrecer el futuro de algunas compañías tecnológicas.

Un posicionamiento selectivo y progresivo, puede ser la forma más adecuada de incorporar las compañías tecnológicas en nuestras carteras. En estos momentos y dado los niveles de valoración alcanzados, cualquier apuesta global e indiscriminada en tecnológicas puede ser calificada como de ciertamente temeraria.

La semana también nos dejará la publicación de resultados trimestrales de multitud de compañías, destacando las entidades bancarias estadounidenses. Los resultados empresariales del último trimestre que se irán conociendo serán malos. Se estima una caída media del 43,8% en los beneficios y del 11% en las ventas. Sin embargo estas cifras, que no son las peores de la historia, están ya descontadas en valoraciones. Su impacto en los mercados quedara a la espera de las previsiones, que para los próximos trimestres, anuncien las compañías.

Además también serán protagonistas los bancos centrales. El Banco de Japón y el Banco Central Europeo, celebrarán sus reuniones habituales de política monetaria. Se espera que continúen transmitiendo un mensaje de apoyo infinito a los mercados financieros. Quizás, con el anuncio de compras adicionales de activos y con estímulos de liquidez al sistema bancario. La seguridad que han transmitido los bancos centrales, sobre determinadas categorías de activos de renta fija e indirectamente sobre el resto, es uno de los aspectos más positivos que nos deja esta crisis para los inversores. Existen en el mercado buenas oportunidades de inversión en crédito y con toda la seguridad que ahora ofrece el soporte de los bancos centrales.

¿Qué esperar de los mercados esta semana?

La volatilidad volverá a los mercados con la publicación de resultados. Probablemente las ruedas de prensa de los bancos centrales, en las que renovarán sus apuestas por la liquidez, corregirán los posibles picos de volatilidad.

¿Qué debe hacer el inversor?

Mantener su estrategia. No hay motivo para un cambio de escenario, tras la publicación de resultados. Si se plantea el posicionamiento en tecnológicas, debería hacerlo de manera selectiva y progresiva conforme he indicado.

Citas económicas de la semana:

Martes: IPC en España y Alemania. Índice Zew de confianza inversora en Alemania y Europa. El Tesoro español subasta letras a 3 meses.

Miércoles: Reunión de política monetaria del Banco de Japón.

Jueves: PIB de China. Reunión de política monetaria del Banco Central Europeo. El Tesoro español subastará bonos a 3 y 5 años y obligaciones a 10 años.

Viernes: Balanza comercial de España. IPC de la zona euro. Reunión del Eurogrupo para tratar sobre el plan de recuperación para Europa.

Para pescar hay que estar en el río.

En el recorrido de consolidación por el que transitan los mercados de renta variable desde mediados de junio, la semana pasada tocó el rebote alcista. El ímpetu en las bolsas llevó al tecnológico Nasdaq a marcar nuevos máximos históricos. Pero tampoco se quedaron atrás el resto de índices. El S&P 500 se revalorizó un 4,02% en la semana y el índice de industriales del Dow Jones un 3,25%. En el ámbito doméstico el IBEX 35 se apuntó un avance semanal del 3,14% y el EuroStoxx 50 disfrutó de unas ganancias del 2,82%. Todo esto en una semana en la que el viernes fue festivo en Wall Street por el Día de la Independencia y en la que se publicaron buenos datos en la creación de empleo en EE.UU. y buenos datos macroeconómicos, que superaron previsiones. Al otro lado de la balanza se situaron los rebrotes y el récord de positivos diarios en Covid-19 en EE.UU. Sin embargo, y de momento, los datos macro están siendo el principal catalizador de los mercados. Y los mercados muestran optimismo sobre el control de la pandemia, el posible descubrimiento de la vacuna y el impacto limitado en la economía. Este optimismo se refleja también en la estabilidad que presenta el mercado de deuda y de divisas.

Si miramos a nuestro alrededor, el futuro de muchas compañías no parece ser tan halagüeño como el barómetro de los mercados predice. Los resultados empresariales van a verse gravemente afectados por el parón económico, especialmente en el trimestre que hemos cerrado. Este impacto en beneficios lo empezaremos a conocer a partir de la semana próxima, cuando comienza el periodo de publicación de resultados empresariales trimestrales. Pero me temo que los mercados los considerarán como datos obsoletos y, por negativos que se presenten, no serán puestos en valor en las cotizaciones.

Si los beneficios por acción van a caer, las cotizaciones deberían ser más bajas de las que tenemos actualmente en muchas de las compañías. En este punto la pregunta que todos nos hacemos es: ¿Se están equivocando los mercados?. Esta pregunta encierra siempre un cierto halo de arrogancia de la persona que se la hace. Los mercados son una consecuencia de una evaluación universal de las variables que hay en juego. Por lo tanto, los mercados no se equivocan, lo que puede estar equivocado es la interpretación que se hace de su comportamiento.

Hoy por hoy el barómetro de los mercados anticipa una recuperación de beneficios en 2021, el asalto de las empresas tecnológicas al trono de las principales compañías mundiales, liquidez abundante durante mucho tiempo y una resolución favorable de la crisis sanitaria con vacuna incluida para final de este año. En las valoraciones también pesan los posibles rebrotes de otoño, pero no se les concede la capacidad de un freno radical en la actividad económica.

Ante esto los inversores deberían considerar que para pescar hay que estar en el río. El río puede llevar corriente fuerte o remolinos que nos hagan perder nuestros anzuelos, pero al final el que lleva pescado a casa es el pescador que ha estado en el río. La corriente que trae el río de los mercados esta subiendo y amenaza con remolinos, pero si elegimos bien la mosca de nuestro anzuelo podemos obtener una gran pieza. Podemos elegir ríos más tranquilos, como los mercados de renta fija, en la que hay piezas de deuda corporativa muy atractivas. O podemos decantarnos por ríos más movidos, como los de renta variable, donde nuestro resultado dependerá de la selección de la zona de pesca y la mosca que utilicemos. Pero en cualquier caso, no deberíamos quedarnos en casa si lo que queremos es comer pescado. La liquidez es un estado de confort engañoso y entre las características del inversor está la de ser capaz de salir de esa zona de confort.

¿Qué esperar de los mercados esta semana?

Esta semana viene poco cargada de publicación de datos macroeconómicos relevantes, por lo que los mercados reaccionaran principalmente ante la evolución de la pandemia en Estados Unidos y los rebrotes en Europa. La ausencia de catalizadores macro puede hacer que la semana tenga tendencia bajista, tras el rebote de la anterior.

¿Qué debe hacer el inversor?

El inversor debe estar en el río si quiere pescar. Debe adaptar su táctica de pesca a la corriente del río. Semanas de corrección, como la que podemos tener, son buenas oportunidades para la toma de posiciones siempre respetando el perfil de inversor.

CITAS ECONÓMICAS DE LA SEMANA.

Lunes: Producción Industrial y confianza del consumidor en España. Ventas minoristas en la zona euro. PMI no manufacturero del ISM en EE.UU.

Martes: Producción industrial en Alemanía. El Tesoro español emitirá letras a 6 y 12 meses.

Miércoles: Inventarios de petróleo crudo de IAE.

Jueves: IPC de junio en China. Reunión del Eurogrupo.

Viernes: Índices de precios del productor en EE.UU.

ATRAPADOS EN UN MERCADO LATERAL.¿HASTA CUANDO?

Inmersas en un mercado lateral, la pasada semana, a las bolsas internacionales les tocó repuntar. Todo el resultado semanal se logró el lunes que presagiaba una semana de vuelta al rally alcista que se frenó a mediados de abril. Sin embargo el resto de la semana el ímpetu se detuvo, que terminó por arrojar un balance positivo pero lleno de dudas. Así el EuroStoxx 50 avanzó un 4,86% en la semana y el S&P 500 un 3,20%.

Como habitualmente se dice tenemos a las bolsas “enrangadas”. Fluctúan entre un soporte y una resistencia que les llevan a realizar un movimiento lateral sin una definición de su tendencia. Es una señal de la presencia de operadores de corto plazo en los mercados. Son mercados fructíferos para los amantes del trading pero desconcertantes para los inversores a largo plazo. Y aunque lo fácil sería achacar a los especuladores de corto este comportamiento, normalmente la presencia de traders es una consecuencia provocada por aspectos más de fondo del mercado.

A la hora de hacer previsiones en estas situaciones ganan protagonismo los análisis técnicos del comportamiento gráfico de los activos e índices. Pero, si alejamos el zoon de nuestro objetivo, conviene considerar los aspectos fundamentales y de fondo que han llevado a los mercados a esta situación. El comportamiento de largo del mercado vendrá definido por ellos.

En este sentido, la recuperación de la actividad económica y el apoyo infinito de los bancos centrales actúan como soporte de las valoraciones. Es bastante probable que no veamos nuevamente los mínimos de marzo. Con lo cual podríamos dar pocas probabilidades a un mercado global bear o bajista.

Más difícil es interpretar la resistencia que está cortando las subidas. Quizás porque son varios los aspectos que están limitando la escalada. Las dudas sobre un posible rebrote de la pandemia en otoño, el calado del daño causado por la pandemia en determinados sectores económicos, la solvencia de los países tras la avalancha de ayudas, las repercusiones sociales y en la demanda agregada y, como no, las tensiones comerciales entre EE.UU. y China reavivadas por la pandemia. Con todo esto determinar cuando el mercado va a superar esta resistencia nos obliga a mirar a dos frentes. Por un lado a los datos macro que se vayan publicando y que ahora empiezan ya a ser relevantes. Y por otro, irremediablemente, deberemos estar atentos a los distintos capítulos de tensiones comerciales entre EE.UU. y el gigante asiático, otra vez.

A cinco meses vista de las elecciones estadounidenses, y teniendo en cuenta la creciente animadversión de los estadounidenses hacia la República Popular China, podemos ir asumiendo que la variable tensiones comerciales y amenazas arancelarias nos van a acompañar los próximos meses. Necesitaríamos por lo tanto una mejoría considerable en datos macro para romper con suficiencia las resistencias con las que las bolsas están chocando actualmente.

En espera de la mejoría de datos macro el inversor debe asumir que la recuperación global de las bolsas no va a ser en “V” y probablemente tampoco en “U”. Cada vez es más evidente que la recuperación de los activos de riesgo será de una manera más tendida. Pero recuperación al fin y al cabo y acompañada además de mayores garantías.

El inversor debe persistir en su posicionamiento, a pesar de la lateralidad del mercado, y limitarse a rebalancear su cartera hacia las tendencias que han demostrado un mejor comportamiento en esta crisis como han sido los activos con mayor cumplimiento con los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG) o las tecnológicas.

Nuestra gestora, Bankoa Gestión, cuenta entre su oferta de fondos dos propuestas que implementan el cumplimiento de criterios ESG en la selección de activos. El fondo mixto de renta fija CA SELECCIÓN ESTRATEGIA ISR y el fondo de gestión global CA SELECCIÓN FLEXIBLE ISR.

CITAS ECONÓMICAS DE LA SEMANA

Lunes: Festividad en EE.UU. por el día de los caídos. PIB de Alemania. Índice IFO de confianza empresarial en Alemania.

Martes: Confianza del consumidor de The Conference Board en EE.UU.

Miércoles: Informe de estabilidad financiera del BCE.

Jueves: IPC de España y Alemania. Confianza de las empresas y consumidores de la zona Euro.

Viernes: IPC de la zona Euro y Japón.

Ser inversor en la desescalada: ¿Deporte de riesgo?

Tras las caídas generalizas de las bolsas internacionales de la pasada semana el balance del último mes es negativo en los principales índices mundiales excepto en el Nasdaq 100, que avanza un 3,63% en 30 días, y por poco en el FTSE 100 londinense que está un 0,22% por encima de hace un mes. Aunque con diferencias notables que van desde la menor caída del estadounidense S&P 500, que se deja un 0,38% en el último mes, hasta las mayores caídas de las bolsas europeas en las que el IBEX 35 ha perdido un 5,83% en los últimos 30 días. Tras el brusco rebote de finales de marzo y principios de abril las dudas se han apoderado de los parqués. También en los mercados de renta fija. Curiosamente el momento de inicio de la desescalada, que cabría considerarlo como un paso positivo, se ha tornado en inquietante para los inversores.

Estamos viviendo el síndrome del paracaidista novato. Sabe que va vivir una situación de estrés y sin embargo, en tierra, la euforia le desborda pensando en la nueva sensación que va a experimentar. Todo está planificado en su primer salto y conoce perfectamente las fases del mismo. El riesgo merece la pena porque la recompensa es mayor. Sin embargo cuando la avioneta asciende aparecen las dudas. ¿De verdad que está todo bien planificado? ¿Los monitores saben lo que hacen? Y lo peor ¿y si el paracaídas no se abre? Pero una cosa esta clara, no hay vuelta a atrás y va a saltar al vacío. Es inevitable. Las probabilidades están a su favor pero ese vuelo es un infierno. Esto es la desescalada en los mercados.

Sabemos que este año la economía global vivirá una recesión. Los datos macroeconómicos que vamos conociendo así lo corroboran y no sorprenden. Probablemente una recesión menor de la que apuntan algunos supuestos expertos o autoridades, pero recesión al fin y al cabo. También hay un claro consenso de que 2021 será un año de expansión y recuperación, incluidos los resultados empresariales. Los bancos centrales han tomado y van a tomar medidas monetarias de apoyo ilimitadas y los estados importantes medidas fiscales de apoyo a su entramado económico. Son medidas complementarias que deben permitir una menor preocupación por el aumento del endeudamiento y del déficit al que se van a ver obligados los estados. Aun así los más pesimistas siguen incidiendo en estos ratios que en mi opinión están claramente soportados por los bancos centrales.

Las medidas de desescalada que nos están llevando a una nueva normalidad en nuestra vida diaria, llevan también a nuestras economías a una nueva normalidad. Pero normalidad al fin y al cabo. La nueva normalidad está pensada para evitar el temido rebrote de la Covid-19 en nuestras sociedades. Ahora sabemos más que antes de cómo comportarnos y qué medidas tomar para evitar contagios. Esto reduce sustancialmente el riesgo de rebrote.

El ejemplo de la evolución hacia la era post Cobid-19 sigue siendo China que la semana pasada publico un dato de producción industrial con un crecimiento del 3,9% frente al 1,5% esperado. Todo esto con conatos de rebrotes incluidos.

El vuelo ya ha comenzado y no hay más remedio que saltar. Es un momento de estrés y determinados sectores económicos sufrirán más que otros, incluso en algún caso no se abrirá el paracaídas. Pero como inversores debemos tener en cuenta varias consideraciones. Primero estadísticamente los saltos en paracaídas salen bien. La manera que un inversor tiene de apoyarse en las estadísticas es diversificando su cartera. Segundo, realizar el salto con un buen equipo, dotado de la última tecnología, te da mayores garantías. En este sentido el inversor debe considerar que sectores y compañías van a tener más éxito en la nueva normalidad. La referencia del Nasdaq 100 es el ejemplo. Y en tercer lugar, siempre contará con el paracaídas auxiliar. Los Bancos centrales son el mejor paracaídas auxiliar para los inversores y lo llevan demostrando varios años.

El inversor debe mantenerse firme, apoyarse en un buen equipo de monitores (asesores) y continuar en el vuelo sin dudar. Eso sí, aquel que quiera iniciarse en esto del paracaidismo inversor, o su perfil le permite asumir un mayor riesgo, conviene que lo haga de manera progresiva para evitar el síndrome del paracaidista novato y así sufrir menos durante el vuelo.

Definir el momento adecuado para tomar posiciones en el momento actual es prácticamente imposible, así que no hay que intentarlo. Lo que debemos definir es si dentro de un año estaremos mejor que ahora y esto parece que va ser así. Los pasos hacia ello ya se están dando. Por lo tanto solo debemos preocuparnos de subir en la avioneta bien pertrechados y disfrutar del salto.

Nuestra gestora de fondos, Bankoa Gestión, cuenta con los mejores equipamientos adaptados a cada perfil del inversor. Carteras flexibles y diversificadas que incorporan las últimas tendencias. Es el caso de nuestros fondos CA Selección Estrategia ISR y CA Selección Flexible ISR. En su estrategia de inversión estos fondos aplican criterios de inversión socialmente responsable (ISR) excluyentes o negativos, valorativos o positivos y temáticas de impacto.

Citas económicas de la semana:

Lunes: PIB Trimestral en Japón.

Martes: Índice Zew de confianza inversora en Alemania y zona Euro.

Miércoles: IPC zona Euro de abril. Actas de la última reunión del FOMC de la FED.

Jueves: PMI´s de EE.UU., UK y Japón. El Tesoro Español subasta bonos a 3 y 5 años y obligaciones a 10 años. Peticiones de desempleo en EE.UU.

Viernes: PMI´s en Alemania y en la Zona Euro.

La receta: Sea más flexible y cometa menos errores.

La pasada semana se vivió una nueva fase de desescalada asimétrica en los mercados financieros. Las bolsas estadounidenses con buenos avances semanales que van desde el 5,73% de su índice tecnológico Nasdaq 100 hasta el 2,56% de su índice industrial Dow Jones. Avances apoyados en la información de que las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China no están rotas y que siguen avanzando en su fase 1, y por otro lado en que las cifras de paro en EE.UU han sido menos catastróficas de lo esperado. Sin embargo en el viejo continente los índices de renta variable no consiguieron cerrar la semana en positivo con caídas que fueron desde el 0,68% en el EuroStoxx 50 hasta el 2,01% en el IBEX 35. El futuro del petróleo Brent y West Texas recuperaron un 20% sus cotizaciones, según se paraliza la actividad en numerosos yacimientos y se estima un aumento de demanda tras la desescalada. El mercado de deuda mantuvo la estabilidad a pesar de algún repunte en las tires europeas tras la sentencia del tribunal constitucional alemán respecto a la compra de activos del banco central europeo. Una incertidumbre cuyo calado se ha ido diluyendo a lo largo de la semana.

El mes de abril los mercados de renta variable rebotaron con fuerza pero ya se observó un comportamiento desigual entre las bolsas estadounidenses y las europeas. Este desacoplamiento favorable para los activos de riesgo norteamericanos ha continuado durante este principio de mayo. El S&P 500 ha recuperado un 30% desde mínimos y actualmente acumula una caída en el año del 9,3%. Sin embargo el EuroStoxx 50 solo ha recuperado un 21% desde mínimos y acumula una caída del 22% desde principio de año. ¿A qué se debe esta desigual normalización? Ambas economías han sido paradas temporalmente y las últimas semanas, en ambas, se ha iniciado su reactivación. Incluso hay un estadio más avanzado en el control de la pandemia y de la reactivación en el viejo continente. Es inevitable comparar el reinicio de la actividad económica con el reinicio de un ordenador. El reset del sistema del ordenador se encarga de limpiar cualquier error pendiente y de regresar con toda normalidad a su estado inicial, de una manera controlada. Este proceso supone recargar todo el sistema operativo por lo que en determinados ordenadores antiguos este proceso es más lento. Pues bien parece que la economía del viejo continente se ve como el reinicio de un obsoleto Pentium y la de la economía estadounidense como la del último iMac de Apple. Sin duda alguna, algo tiene que ver la tecnología en todo esto. En la nueva normalidad la tecnología es uno de los ganadores a corto plazo y la orientación más tecnológica de las industrias de Estados Unidos están haciendo que los mercados apuesten por su reinicio más rápido.

Pero no debemos olvidar que la clave para superar esta crisis también está en la normalización de la demanda agregada. Y en la recuperación de esta demanda es clave no cometer errores que nos devuelvan a la casilla de salida. Con la experiencia de China se ha demostrado que siendo muy cuidadoso la actividad se retoma y se puede volver a una situación muy cercana a la anterior a la pandemia. Los últimos datos macro publicados así lo corroboran. China ha aumentado un 3,5% su exportación en abril con respecto al mismo periodo del 2019 y el PMI compuesto ya se encuentra cercano a 50. Esta premisa de no cometer errores en la desescalada genera más dudas en las decisiones, quizás precipitadas, que se están tomando por parte de la administración Trump y de algunos de sus estados. El ansia lógica por no generar excesivo daño en la economía norteamericana les está llevando a una desescalada con un menor cuidado. El hecho de que la tasa de paro en Estados Unidos haya sido menor de la esperada puede ser un reflejo de este menor cuidado y aunque ha sido celebrada por el mercado quizás merecería una segunda lectura. La prudencia de Europa, que está penalizando sus bolsas, puede ser el camino correcto hacia un reinicio seguro y sin fallos en el sistema. Un reset en el que se ejecuten todas y cada una de las rutinas de inicio de una manera ordenada es la forma de resolver el problema que estaba bloqueando el sistema. Si no que se lo pregunten a nuestros técnicos informáticos, ahora que en la nueva normalidad, con gran peso de la tecnología, van a ser más protagonistas si cabe. No deberíamos descartar por lo tanto una apuesta por los activos europeos en nuestras inversiones de largo plazo.

Con todo esto el inversor se encuentra en una situación difícil y conviene que tenga paciencia y que actúe con prudencia. No conviene dar por axiomas los comportamientos actuales del mercado y es conveniente adoptar una posición flexible. El tono general del mercado es constructivo, con un gran soporte de los bancos centrales, pero no estaremos exentos de bandazos. Debemos avanzar sin miedo en la construcción de un mundo incluso mejor del que teníamos, pero tomando todas las precauciones.

La interpretación de los datos macro, que se irán conociendo, va a merecer más de una lectura y quizás deberíamos darles menos relevancia que a la evolución del control de la pandemia. Esta semana los datos macro que intentarán ser protagonistas serán los índices de producción industrial de las principales economías que serán negativos pero que el mercado ya descuenta.

Nuestra gestora de fondos Bankoa Gestión nos ofrece para los perfiles agresivos un fondo que prioriza la flexibilidad en las inversiones que exige una situación como la actual. Es el fondo CA SELECCIÓN FLEXIBLE ISR, FI en el que además sus activos cumplen con los criterios de sostenibilidad ESG.

Citas macro económicas de la semana:

Lunes: Previsiones del Banco de Japón.

Martes: IPC de China y EE.UU. El tesoro español subastará letras a 3 meses.

Miércoles: PIB en el Reino Unido. Producción industrial de la zona euro. Informe mensual de la OPEP.

Jueves: IPC de Alemania y España. Peticiones de desempleo en EE.UU.

Viernes: Índice de producción industrial y ventas minoristas en China. PIB trimestral de Alemania y de la Zona Euro. Ventas minoristas en EE.UU.