¿Tienen en cuenta los mercados el efecto mariposa?

La semana pasada vivimos un repliegue de los índices bursátiles internacionales que se alejaron de sus máximos marcados las semanas anteriores. Los temores por las consecuencias para la economía mundial de la epidemia del coronavirus y unos peores datos de lo esperado en los PMIs de Estados Unidos llevaron a perdidas semanales superiores al 1% en los principales índices. El S&P 500 cayó un 1,25% en el computo semanal, el Nikkei 225 se dejó un 1,26% y el EuroStoxx 50 un 1,06%. Los mercados de deuda fueron los grandes beneficiados de estos recortes. Los bonos continuaron con su buen comportamiento reduciendo aún más sus rentabilidades. Conviene destacar el bono estadounidense a 10 años que recortó una décima su rentabilidad en tan solo esta semana, cerrando en el 1,473%. La deuda lleva una importante revalorización este año a pesar de que su mercado alternativo, como son las bolsas, también se ha situado en máximos. Esa es una situación divergente, que denota cierta irregularidad y genera preocupación por el riesgo de burbuja debido a la inundación de liquidez que han provocado los Bancos Centrales. Sin embargo este último impulso semanal tiene un mayor sentido al tratarse de un trasvase de capitales desde los activos de riesgo.

A pesar del pequeño ajuste de la pasada semana el comportamiento de las bolsas este principio de año está sorprendiendo hasta a los más optimistas. La relajación de las tensiones comerciales y la liquidez infinita garantizada por los bancos centrales llevan a un apetito desmesurado por los activos de riesgo si tenemos en cuenta los altos multiplicadores en los que cotizan actualmente.

La resiliencia mostrada por los activos de riesgo ante una de las mayores alertas sanitarias globales de los últimos años, con evidentes consecuencias económicas, es un ejemplo claro de que las bolsas viven un momento de permisividad y cierto descontrol como sucede en el carnaval. Pero no debemos perder de vista que después de todo carnaval viene la cuaresma, un periodo más oscuro sin duda. Y sobre todo, no descartar que un evento que provoque cualquier variación en el modelo establecido puede ser determinante en el resultado final.

Por ello creo que para intentar realizar previsiones del comportamiento futuro de los mercados conviene realizar inicialmente un análisis de las consecuencias del cisne negro que nos ha sobrevenido este 2020. De momento sabemos que la mariposa del coronavirus empezó a batir sus alas a finales del pasado año en una región de China, el aire generado por ese leve aleteo ha ido tomando fuerza por China y el sudeste asiático. Aunque se habla de que se va contener rápido ya sabemos que una ventisca ha llegado hasta el oriente medio e Italia, desconociéndose su origen. Las cifras de afectados y fallecidos, aunque en términos relativos no son elevadas, siguen creciendo. Por el momento es una ventisca pero el efecto mariposa amenaza con generar una tempestad en cualquier parte del mundo. La globalización del mundo en que vivimos con grandes facilidades de comunicación y transporte van a limitar las medidas de contención, como se está demostrando. La teoría del caos y el efecto mariposa tienen hoy en día más importancia debido a los sistemas cada vez más complejos y globales en los que nos movemos.

El efecto mariposa en la economía y en el comercio tiene los mismos principios si partimos de que China, el país más afectado, es el primer exportador mundial con un total de 2,49 billones de dólares en exportaciones en 2018 y es el segundo mayor importador mundial con 2,13 billones de dólares de importaciones ese mismo año. Una disfunción como la que está provocando el coronavirus en la economía china va a tener un efecto directo y progresivo en el resto de economías mundiales. Por lo tanto, debemos prever una ralentización en la economía mundial cuya profundidad no es posible valorar con los datos actuales. Cuando determinadas organizaciones lanzan estimaciones sobre el efecto en el crecimiento del PIB de China y del PIB mundial ¿Cómo lo calculan? ¿Tienen alguna información sobre el patrón de la expansión de la enfermedad y su repercusión en el comercio? ¿Tienen en cuenta la teoría del caos y el efecto mariposa? Me temo que no. Por otro lado, el súper poder que se les da a las autoridades monetarias de ser capaces de solventar cualquier amenaza sobre el crecimiento económico con estímulos, quizás no sea suficiente en este caso.

Conviene, por lo tanto, mantener cierto tono de prudencia a la hora de posicionar nuestras cartera. No realizar movimientos oportunistas hasta no tener una mayor visibilidad de las consecuencias en las cifras económicas y en las compañías de la crisis sanitaria actual. Los datos macro económicos que estamos conociendo ahora no van a reflejar todavía la intensidad real de la crisis. El mes de marzo va a ser clave para valorar los efectos de esta epidemia en base a los datos económicos que se publiquen entonces. También nos dará una medida de la tendencia de los mismos. La situación actual exige una monitorización constante de los datos los cuales pueden quedarse obsoletos muy rápidamente.

Lunes: Índice IFO de confianza empresarial en Alemania.

Martes: PIB de Alemania del 4º Trimestre.

Miércoles: Comparecencia de Lagarde, presidenta del BCE.

Jueves: IPC de España. Índices de confianza económica y empresarial en Europa. PIB del 4º trimestre en EE.UU.

Viernes: Desempleo en Alemania. IPC de las economías europeas y Japón.

¿Aciertan los mercados descontando una contención rápida del coronavirus?

Como preveíamos el ajuste que provocó en los activos de renta variable la crisis del coronavirus resultó ser una oportunidad táctica. Los índices internacionales de renta variable rebotaron durante la pasada semana prácticamente hasta máximos históricos. Un movimiento de recuperación de niveles quizás más rápido de lo deseado teniendo en cuenta la fase actual de la crisis sanitaria. Es un hecho que el mercado está obviando o minimizando la repercusión que esta epidemia va a tener en el crecimiento económico mundial. La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva estima el impacto en el crecimiento global de entre un 0,1% y un 0,2%, si bien si el coronavirus de Wuhan (COVID-19) es contenido rápidamente podríamos ver también una recuperación rápida del crecimiento global. El mercado apuesta claramente por esta contención rápida.

Sin menospreciar la sabiduría del mercado, pero también sin perder de vista su componente emocional, observamos algunos aspectos que nos hacen dudar de la consistencia de la subida experimentada este mes de febrero. Sabemos que hemos tenido una buena ola, pero y la marea ¿está subiendo o bajando? En el momento del impacto en los mercados del coronavirus se produce una revalorización de la deuda y del dólar que actuaron como activos refugio. Hoy por hoy, y a pesar de la recuperación del apetito por el riesgo, las rentabilidades de los bonos continúan en niveles muy inferiores al momento previo del impacto de la epidemia. Sabemos que la deuda continúa sostenida por los bancos centrales pero no cabría esperar mayores movimientos por su parte si el coronavirus se controla rápido. Por otro lado, el dólar continúa revalorizándose, especialmente respecto al euro. Curiosamente en contra de los deseos de la administración de Trump que en año electoral deberían estar haciendo todo lo posible por debilitar su moneda favoreciendo su competitividad.

Estos factores hacen pensar que la última ola no es debida a la mar de fondo sino a una ventisca algo superficial. Lo que es cierto es que todas las olas grandes son buenas para surfear y que el que haya tomado esta ola ha disfrutado de unos buenos retornos. Solo nos queda por saber si la marea está subiendo o bajando. Esto va ser más difícil de definir por ahora. De momento el ciclo económico sigue siendo expansivo tras la recuperación observada en la segunda parte del pasado año. Está por ver que esa recuperación se consolide y la fuerza de la misma. Probablemente asistiremos a una recuperación lenta, desigual y con algún sobre salto. La marea parece que sigue subiendo pero algo ralentizada. Podría significar que se acerca el final de su ciclo pero todavía vamos a tener buenas olas sobre las que surfear. Simplemente debemos mantenernos en el mar y estar atentos para cogerlas.

Esta semana vamos a conocer gran cantidad de datos macro como el índice Zew de confianza inversora o los PMIs del mes de febrero. En Europa los datos van a salir flojos, algo peores que el mes anterior, esto puede volver a generar dudas respecto a la economía del viejo continente y afectar a sus bolsas. En Estados Unidos aunque se prevé que no mejoren los del mes pasado no es previsible que generen dudas. En cualquier caso quizás sea un buen momento para una corrección en los mercados de renta variable que podríamos definirla casi como necesaria. Manténganse atentos a la próxima ola.

Citas Económicas de la semana:

Lunes: Festivo en EE.UU. por el día de los presidentes. PIB del 4º trimestre de Japón. Reunión del Eurogrupo.

Martes: Índice Zew de confianza inversora en Alemania y la zona euro. El tesoro español subastará letras a 3 meses.

Miercoles: IPC en Gran Bretaña. Actas de la última reunión del FOMC de la Fed.

Jueves: Balanza comercial en España. Actas de la última reunión de política monetaria del BCE. Confianza del consumidor en la zona euro. El Tesoro español subasta bonos a 3 y 5 años y obligaciones a 10 años.

Viernes: PMIs manufactureros y de servicios de las principales economías mundiales.

El coronavirus generará oportunidades tácticas.

La declaración, la pasada semana, por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de la emergencia sanitaria internacional por la propagación del coronavirus originado en la ciudad china de Wuhan supuso un nuevo revés para los mercados de renta variable internacional y un nuevo impulso para el mercado de los bonos y del oro. En Europa el EuroStxx 50 retrocedió en la semana un 3,66 % y el IBEX un 2,03% cerrando su peor enero desde el 2016. Al otro lado del chaco los índices de Wall Street se anotaron caídas semanales superiores al 2 %.

Sin embargo, el verdadero impacto en los mercados de este factor exógeno lo veremos esta semana con la reapertura de la actividad en los mercados chinos, tras las festividades del nuevo año lunar. En previsión del probable desplome de la bolsa china las autoridades intervendrán el mercado con una inyección de liquidez de 174.000 millones de dólares este lunes que evite comportamientos irracionales en el corto plazo. Parece una medida acertada teniendo en cuenta que anteriores ocasiones en situaciones similares los mercados sobre reaccionaron con recortes excesivos en los momentos iniciales y recuperaron en poco tiempo tras el control de la crisis sanitaria. Y en esta ocasión no debemos esperar que sea diferente.

Es bastante evidente que esta epidemia tendrá un impacto en el crecimiento mundial teniendo en cuenta las restricciones que se están imponiendo. Algunos analistas ya cuantifican este impacto en una reducción de tres décimas en el crecimiento económico mundial del primer trimestre del año. Pero ¿Es esto suficiente para tomar una decisión de cambio de estrategia en nuestra cartera? Claramente no. Pero esta situación nos puede servir para realizar unos movimientos tácticos que nos acumulen jugosas decimas de rentabilidad en el balance anual de nuestra cartera. Se trataría de realizar beneficios en nuestra posición de renta fija para reposicionarnos cuando repunten la tires, que lo harán cuando se solucione la crisis, y aprovechar la corrección bursátil tomando posiciones a deshacer tras el previsible rebote.

El inversor tiende a confundir la táctica y la estrategia. O lo que es peor, llevar a cabo tácticas sin una estrategia predefinida. Este es uno de los errores más caros en el mundo de la inversión ya que nos puede llevar a quedarnos atrapados en un posicionamiento no adecuado. La estrategia es de largo plazo mientras la táctica se centra en el corto plazo y en las actuaciones concretas para llevar a cabo una estrategia. Es primordial definir una estrategia de inversión que debe estar basada en aspectos de largo plazo. Y en lo que en economía se refiere en los aspectos fundamentales como el crecimiento económico, los resultados empresariales y últimamente en las políticas monetarias. La estrategia de inversión no debe verse afectada por hechos sobrevenidos o por hechos del pasado sino por la previsión que hagamos de los aspectos fundamentales en el futuro. Por eso es primordial utilizar indicadores adelantados en lugar de indicadores de hechos pasados. Indicadores adelantados como los PMI manufactureros y de servicios o los índices de confianza que predicen la salud de la economía en los meses venideros.

Para realizar cambios en la estrategia conviene no perder de vista estos indicadores que precisamente los conoceremos esta misma semana. Esta semana se publican los PMI manufactureros y de servicios de las principales economías mundiales. Estamos en un año clave, tras las previsiones de ralentización del crecimiento mundial, y una señal de cambio estratégico deberá venir motivado tras una interpretación adecuada de estos indicadores adelantados. Por el momento los PMIs compuestos (manufacturero + servicios) de las principales economías se mantienen en zona de expansión pero existe una preocupación razonable por la situación de los PMI manufactureros, especialmente en el viejo continente y de Japón que están situados en zona de contracción.

Pricipales citas económicas de la semana:

Lunes: PMIs manufactureros de las principales economías mundiales.

Martes: Datos de desempleo en España.

Miércoles: PMIs de servicios de las principales economías mundiales. Ventas minoristas en Europa y confianza del consumidor en España.

Jueves: Previsiones económicas de la Unión Europea. El tesoro español subasta bonos a 3 y 5 años y obligaciones a 10 años.

Viernes: Balanza comercial de China y Alemania. Datos de creación de empleo en EE.UU.