En el último mensaje de la FED está la clave para 2024

El mercado ya ha dado a conocer su veredicto: aterrizaje suave. El comportamiento de los mercados financieros el último mes y medio responde al adelanto de este escenario para el 2024. Los precios actuales de acciones y de bonos son acordes al mismo, en el cual el crecimiento, aunque algo debilitado, continúa en positivo en las economías desarrolladas y la inflación se repliega hasta el objetivo de los bancos centrales del 2%. Los bancos centrales por su parte, ajustan el interés al tipo neutral de manera muy gradual. Pero, ¿está evaluando el mercado correctamente los riesgos? ¿Se presentará algún recurso de apelación a este veredicto?

Lo que sabemos es que el comportamiento de los mercados financieros es flexible y que una debilidad en las pruebas en las que se basa su veredicto, puede cambiar radicalmente el mismo y consecuentemente el comportamiento de las bolsas y los bonos el próximo año.

En el veredicto actual tiene gran peso la previsión de reducción de tipos por parte de los bancos centrales. Esto ha hecho que las TIRes de los bonos caigan fuerte y como efecto colateral la valoraciones de las acciones suban, al mejorar el valor actual de los flujos de resultados futuros. El valor actual se calcula descontando los flujos de resultados con las TIRes de los bonos, por lo que una reducción en el denominador que se utiliza en el descuento supone un aumento del valor actual de la compañía y como consecuencia de sus acciones en el mercado. El veredicto también cuenta que en el numerador, los resultados empresariales , continúan al alza el próximo año. Para el S&P 500 se está considerando incrementos de beneficios del 11% para el 2024. ¿No parece excesivo?

El recurso de apelación puede venir por reevaluar esta prueba. Porque la resiliencia actual de la economía de EEUU a una política monetaria restrictiva puede ser debida al retraso en la transmisión de esta política a la economía real. Actualmente las economías desarrolladas son menos sensibles a las subidas de tipos que lo fueron en el pasado. Existe un menor endeudamiento privado, las hipotecas en EE.UU se firmaron en su mayoría a tipo fijo en la  época de tipos bajos, en Europa se ha cancelado deuda con el ahorro que se acumuló en la pandemia y las compañías aprovecharon la pandemia para financiarse a tipos bajos. Sin embargo, todo esto puede cambiar en los próximos años. Las nuevas hipotecas se tienen que firmar a tipos altos, esto está frenando el mercado inmobiliario.Los préstamos personales para el consumo son habitualmente a tipos variables, por lo que ya empieza a verse dificultades en su pago y una menor demanda. Las empresas deberán refinanciar su deuda, actualmente barata, en los próximos años. Todo esto nos lleva a un entorno de menor consumo y de ralentización económica. Me temo que los márgenes empresariales no serán inmunes a esta situación.

El escenario que puede acoger el mercado, si se presenta el recurso de apelación, se debería parecer más al de una recesión moderada. Su comportamiento debería penalizar a las bolsas, beneficiando compañías con dividendos altos y a los bonos, que se benefician de un recorte de tipos algo más rápido. Quizás este es el escenario que maneja el FOMC de la FED. Puede ser uno de los motivos por el que hemos visto a su presidente, J. Powell, tan suave en el mensaje de la pasada semana, que sorprendió al mercado. También, el motivo por el que hemos visto como las proyecciones sobre los tipos futuros de sus miembros han sido a la baja. (Ver gráfico)

Deberíamos tener en cuenta que unos tipos mantenidos altos durante más tiempo va a llevar inexorablemente a unas bajadas posteriores más bruscas. Este mensaje de tipos altos durante más tiempo, es el que quizás está empezando a modular la FED ante una previsión de escenario de recesión suave para 2024. Además, en 2024 tenemos las elecciones presidenciales en EE.UU, en el mes de noviembre, por lo que es un elemento más de volatilidad que se debe estar valorando.

Se dice que el mercado siempre tiene razón, pero como sucede con los jueces sus veredictos son flexibles si las pruebas en las que se basan pierden fuerza en las apelaciones. Esta flexibilidad del mercado debería considerarla el inversor de cara al posicionamiento de su cartera para el 2024.

¿Continuará el rally bursátil o se desvanecerá la fortaleza del toro?

En el mes de noviembre los toros arremetieron con fuerza ante los capotazos que les lanzaron la inflación a la baja y la caída de rentabilidades exigidas a los bonos.

Los alentadores datos de inflación conocidos las últimas semanas han extendido el rebote de las bolsas que se inició a finales del mes de octubre. La caída en las rentabilidades exigidas a los bonos, que empiezan a descontar bajadas de tipos de interés en abril o mayor de 2024, ayudó a que se recuperarán los niveles de bolsas anteriores a las caídas que se extendieron desde agosto hasta octubre. El mes de noviembre el S&P 500 acumuló una subida del 9%, el EuroStoxx 50 del 8% y el Nasdaq 100 un 10,70%. Mientras el índice VIX (CBOE Volatility Index), conocido como el indicador del miedo, bajó a niveles no vistos desde antes del 2020, lo que denota un mercado confiado y posiblemente sobrecomprado. 

La cuestión ahora es: ¿Queda recorrido para diciembre? 

Históricamente diciembre ha sido el mes bueno para las bolsas, siendo uno de los meses con mayores subidas. Desde los años 40 el S&P 500 ha experimentado una subida medía del 1,54%, prácticamente duplicando la subida media si consideramos el conjunto de todos los meses. Pero un mes tan bueno como ha sido noviembre puede haber consumido las energías que habitualmente se destinan al habitual rally del fin de año. 

En la terminología taurina, noviembre le ha hecho un quite a diciembre. El quite es cuando un torero se luce con un toro que no le corresponde torear. A modo de ayuda le hace unos pases al toro de su compañero para su propio lucimiento, pero también supone desgastar al toro y quitarle fuerza para los siguientes lances en los que debería lucirse el torero titular.

Diciembre se enfrenta también a otra dificultad como son las reuniones de política monetaria de la FED y del BCE, el próximo 13 y 14 de diciembre. Los presidentes de los bancos centrales se han mostrado duros en su misión de doblegar la inflación y, aunque la evolución es positiva, el trabajo parece que todavía no está hecho. Aunque el mercado descuenta una bajada de tipos para primavera, a los bancos centrales les preocupa iniciar las bajadas demasiado pronto porque los rescoldos de la inflación pueden provocar un nuevo incendio en los precios. Por lo tanto, el mensaje de los banqueros centrales puede enfriar las estimaciones del mercado sobre la cercanía de las bajadas de tipos, lo que penalizará a las bolsas.

El toro puede perder fuerza en diciembre, pagando los ímpetus y la excesiva confianza (recordar VIX) con que arremetió en el tercio de noviembre. El oso acecha, relamiéndose con la miel que le pueden proporcionar los banqueros centrales, deseando ser el protagonista del fin de año. 

Esta semana permaneceremos pendientes de los datos de empleo en EE.UU. Unos datos excesivamente positivos enfriaran los mercados ante la posibilidad de que la FED se atreva a acometer una nueva subida de tipos, que ahora la mayoría descarta. Unos datos menos positivos representan la ralentización de la economía estadounidense, escenario más compatible con el final del ciclo de subidas de tipos que el mercado actual tiene en precio. En cualquier caso, dado el recorrido del último mes, y por lo comentado en este artículo, no es de esperar un avance importante en las bolsas esta semana.