Los mercados indecisos porque preocupa el mar de fondo

Para salir a navegar hay que revisar el parte meteorológico y la previsión del tamaño de la ola, así como su frecuencia. Si el parte meteorológico es bueno pero la ola es muy alta, conviene quedarse en el puerto.

Las últimas semanas los mercados de renta variable de EE.UU. están desacelerando. El movimiento lateral se está adueñando del mercado, representando quizás una evaluación más razonable de las previsiones de las compañías que lo vivido a principio de año. El S&P 500 se sitúa al mismo nivel que a principios de febrero e igualando el nivel logrado a finales del mes de noviembre de 2022.

En Europa, sin embargo, las bolsas han continuado al alza debido a unas subidas de tipos más lentas que en EE.UU y por haberse sorteado la crisis energética que se temía para este invierno. La renta variable europea está marcando máximos históricos, a  pesar de la guerra de Ucrania. No es de extrañar dado el mayor peso en sus índices del sector financiero, beneficiado por las subidas de tipos y del energético, así como contar con un menor peso del sector tecnológico que las bolsas estadounidenses. ¿Hasta cuando este mejor tono de las bolsas del viejo continente?

Este comportamiento puede continuar, pero no debemos olvidar que el impacto de las subidas de tipos se refleja con decalaje en los resultados empresariales y que el BCE no ha previsto reducir el ritmo de subidas. Hasta ahora se ha descontado en las bolsas europeas la mejora de resultados en compañías beneficiadas por las subidas de tipos, pero en adelante la subida de tipos impactará negativamente en las ventas y resultados futuros del resto de compañías y que todavía está pendiente de actualizar en las valoraciones de las bolsas europeas. Estamos en un ciclo de bolsa más retasado que en EE.UU y, como ha sucedido en Wall Street, en los mercados Europeos más pronto que tarde se llegará a la desaceleración. 

Una desaceleración que se debe a la dificultad para evaluar el impacto en las ventas y resultados empresariales de unas mayores tasas de interés. Hemos tenido un principio de año espléndido en los mercados, el sol brilla en el cielo azul y la temperatura es muy agradable. El inversor ha experimentado, después de mucho tiempo, lo que es el confort. Sin embargo, ha llegado el momento en que hay algo que no está animando a navegar abiertamente por los mercados de renta variable. Y es que a pesar de que la temperatura es buena, el sol brilla y hay una tenue brisa, en el pronóstico para el mar se anuncian olas de 3 metros. Con unas condiciones meteorológicas tan buenas, como las actuales, el único motivo por el que el mar está tan picado es el mar de fondo. El mar de fondo genera olas a largas distancias de donde se están generando los fuertes vientos o unas malas condiciones meteorológicas. El lugar donde ahora se están generando los fuertes vientos es en las previsiones sobre los resultados empresariales. Las previsiones de beneficios se han ido reduciendo paulatinamente y en el entorno próximo no parece que haya un cambio de tendencia.

Va ser mejor permanecer en puerto en espera de un mejor pronóstico de ola. No debemos olvidar que la valoración de las compañías depende de sus beneficios futuros. No deberíamos posicionarnos en compañías en las que hay incertidumbre sobre sus beneficios, por muy buen entorno que tengamos en la actualidad. A corto plazo no es de esperar grandes cambios y la indecisión dominará el mercado. Aunque tengamos unos mercados relativamente tranquilos, por un entorno de mayor confianza, es aconsejable un posicionamiento defensivo. Sobreponderar renta fija, tanto deuda pública como crédito investment grade, y en renta variable, compañías de alto dividendo. Los bonos tienen buenas expectativas incluso en un entorno de caída de beneficios empresariales.

Desde el punto de vista macro, la semana en la que entramos, se caracterizará por la publicación de diferentes índices de confianza, que se espera mejoren, y del deflactor del consumo privado (PCE) en EE.UU, muy seguido por la FED como referencia para fijar su política de tipos. Una reducción en este deflactor, que se publica el viernes, sería bien recibida tanto por las bolsas como por  el mercado de deuda.

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