El lenguaje de los bancos centrales no debe frenar la recuperación.

Una vez más, como es costumbre este año, la semana de bancos centrales no fué favorable para los mercados. Especialmente para las bolsas y los bonos en el viejo continente. El EuroStoxx 50 se apuntó una pérdida semanal del 3.52% y la rentabilidad del Bund alemán a 10 años subió hasta el 2,15%.

Los bancos centrales cumplieron con el guión establecido, reduciendo el ritmo en el ciclo de subidas de tipos, pero fueron más agresivos en la semántica. Con especial ímpetu, Christine Lagard, presidenta del BCE, anunció que los tipos llegarán a puntos más altos los próximos meses, enfriando la posibilidad de que se vea a corto plazo una inflexión en la política de tipos de la autoridad monetaria europea. Sin embargo, el hecho en sí de una subida de solo un 0,50% en los tipos, significa que cada vez está más cerca el techo.

La pragmática del lenguaje está sirviendo como herramienta de política monetaria cualitativa para los bancos centrales. Dado que están preocupados por el impacto que puede tener en la economía llegar a tasas más altas y más rápido, utilizan armás de más baja intensidad, como es el lenguaje, para apuntalar su estrategia de lucha contra la inflación.

Debemos tener en cuenta que los mensajes de los presidentes de los bancos centrales no solo se dirigen al mercado, sino que se dirigen también al consumidor y las empresas. Se busca generar una conciencia de mayor austeridad en el consumo y de prudencia en la fijación de precios. 

Este uso pragmático del lenguaje, genera convulsión y reacción en el mercado en el corto plazo, como hemos vivido esta semana, pero en el fondo el recorrido de los mercados vendrá marcado por las políticas monetarias efectivas. Por ahora, estas políticas anuncian la cercanía del final de las subidas de tipos, probablemente para el primer semestre del 2023. 

El recorrido positivo de las bolsas y los bonos desde el mes de octubre se ha apoyado en los fundamentales que apuntan a una moderación de la inflación. Referencias que han llevado a los bancos centrales a reducir el ritmo de subidas de tipos en esta última reunión del año. Estos fundamentales no han variado, a pesar de la agresividad semántica de los presidentes de las autoridades monetarias. Por lo tanto, el retroceso que han sufrido los mercados, por el ataque con las armas de baja intensidad de los reyes del pragmatismo del lenguaje, tenderá a revertirse según se afianzan los signos de moderación de la inflación y la economía continúe demostrando resiliencia. El escenario central para 2023 continúa siendo de recesión suave con inflación a la baja.

La pasada semana se conoció que el PMI compuesto de la eurozona se situó en el 48,8, por encima de las expectativas. A pesar de que mientras esté por debajo de 50 anticipa cierta recesión futura, la recuperación del mismo denota resiliencia. 

Hoy lunes conoceremos datos de confianza de las empresas alemanas, con la publicación del índice IFO. Cualquier mejora sobre la previsión de 87,4  debería ser bien recibida por el mercado. Al final de la semana, el viernes,  la referencia a seguir será la publicación del deflactor del consumo privado en EE.UU., referencia de inflación para la FED. Se espera un repliegue de este índice lo que apoyará que la moderación de la inflación continúe afianzándose. Puede servir para que tengamos un final de semana favorable en los mercados.

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