China, una tendencia no tan silenciosa

La pasada semana, que se cerró con las celebraciones por el año nuevo chino, supuso una buena semana de consolidación de niveles en las bolsas internacionales, con Wall Street nuevamente en zona de máximos históricos y el EuroStoxx 50 en máximos de lo que va de año. Una señal de fortaleza del mercado y de optimismo de los inversores que se apoya en la mejora de datos macroeconómicos, políticas monetarias y fiscales expansivas, sentimiento de vuelta a la normalidad gracias a las vacunas y valoraciones relativas todavía aceptables. Sin olvidarnos de una infravaloración de los riesgos a corto plazo, como pueden ser la ralentización de la recuperación por la extensión en las restricciones o la aparición de la inflación.

Un sentimiento de mercado que puede continuar por lo menos hasta la segunda mitad del año, ya que, en ausencia de un shock externo, los riesgos que acechan no tienen un soporte sólido. La posibilidad de que vayamos a confinamientos más estrictos está decayendo y a pesar del aumento de contagios la actividad económica continúa repuntando. Así lo atestiguan los principales indicadores macro económicos y de resultados empresariales, que apuntan a un impulso de la economía. Los temores al repunte de la inflación está afectando a las rentabilidades exigidas a la deuda, la rentabilidad del bono de Estados Unidos a 10 años se ha elevado hasta el 1,21%, pero la posibilidad de que la aparición de inflación haga cambiar la hoja de ruta de los bancos centrales es en estos momentos nula, por lo que se desprende de las palabras de sus mandatarios. El repunte de las rentabilidades en la deuda pueden ser buenas oportunidades en estos momentos.

Por supuesto que la inflación aparecerá y probablemente con mayor intensidad en la segunda parte del año, consecuencia de un mayor consumo y del aumento en el precio de las materias primas, pero las fuerzas deflacionistas van a seguir existiendo. Fuerzas deflacionistas como la tecnología y la globalización del comercio, que ahora son incluso más relevantes. Todo esto hace que el inversor infra valore los riesgos que están actualmente acechando al mercado y mantenga el optimismo.

Con la llegada del nuevo año chino cabe realizar una reflexión que va a desembocar en una idea de inversión que se está extendiendo últimamente. En China comienza el año del buey. En la cultura china, el buey es leal y digno de confianza, y representa la prosperidad a través de la fortaleza y el trabajo. El buey es el segundo animal de la lista de 12 animales del horóscopo chino. La historia dice que un emperador dijo que el orden se decidiría según el orden en que llegaran los animales a su fiesta. Pues bien, la rata, el animal del pasado año, engaño al buey para que le llevara en su lomo. Luego justo cuando llegaban a la fiesta la rata saltó y quedó delante del buey, logrando así el primer puesto. Todos sabemos lo que nos ha traído el año de la astuta pero no muy limpia rata. Parece que todo apunta a que este año, el del animal que se merecía el primer puesto, va hacer honor a sus cualidades por derecho propio, por lo menos en China. De hecho, los anteriores años del Buey han sido años de grandes resultados bursátiles en el gigante asiático. El último año del Buey 2009-2010, el Shanghai Composite subió un 51% y el anterior 1997-1998 ascendió un 27%.

Es inevitable poner el foco en China. Fue el primer país en entrar en crisis y el primero en salir. Despidió el año con un crecimiento del 2,3%, siendo uno de los dos únicos países del G20 en registrar crecimiento positivo el pasado año. Se prevé que este año el crecimiento del PIB chino supere el 8%. La reactivación más temprana de su economía genera mayores perspectivas para los beneficios de sus compañías. Por otro lado, los nuevos hábitos sociales y de consumo de la pandemia han dado un espaldarazo a la estrategia de las autoridades chinas de impulsar el consumo interno. Importante motor de la economía China para los próximos años.

Por todo esto, existe un creciente interés del inversor por el mercado asiático y especialmente por China. Una mayor apertura a inversores extranjeros y la posible mejora de las relaciones comerciales con EE.UU. están ayudando al aumento de este interés.

Incorporar en nuestras carteras un posicionamiento en el mercado chino parece ser muy adecuado al contar con claras expectativas de rentabilidad. A pesar de que la renta variable ha acumulado una importante rentabilidad desde enero de 2020, todavía sus valoraciones parecen atractivas en vista de las perspectivas. El MSCI chino cotiza 15 veces beneficios mientras que el estadounidense cotiza 24 veces. Además en china hay un consenso de expectativa de crecimiento en beneficios por acción del 25 % en 5 años, respecto al 10% de crecimiento esperado en la renta variable estadounidenses.

¿Qué sucederá esta semana?

La semana en la que entramos, en la que el lunes será festivo en EE.UU., los inversores deben estar atentos a la publicación de los datos de confianza empresarial alemana que se publican el martes, a las ventas minoristas en Estados Unidos que se conocerán el miércoles y la tramitación del plan de estímulo del presidente estadounidense. Al final de semana se conocerán los PMIs preliminares de las principales economías mundiales. Mientras se publiquen unos datos macro en línea con lo esperado, esta semana se mantendrá el tono positivo en los mercados de renta variable.

CITAS ECONÓMICAS DE LA SEMANA:

Lunes: Festivo en EE.UU. PIB de Japón.

Martes: índice Zew de confianza inversora en Alemania y la Zona Euro. El Tesoro español subasta letras a 3 meses.

Miércoles: IPC de Gran Bretaña. Comunicación del BCE sobre política monetaria. Ventas minoristas y producción industrial en EE.UU. Actas de la reunión del FOMC.

Jueves: El Tesoro español subasta bonos a 3 y 5 años y obligaciones a 10 años. Actas de la reunión de política monetaria del BCE. Nuevas peticiones de subsidio por desempleo en EE.UU.

Viernes: PMI preliminares de las principales economías mundiales.

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