Continuará la tendencia alcista en las bolsas.

En la primera semana del año, como era previsible, continúo la tendencia alcista en los mercados de renta variable. Incluso a pesar del acto de toma del congreso estadounidense por los ultra derechistas republicanos y un mal dato del empleo en el país del Tío Sam. La tendencia es fuerte y parecen incorporarse a ella los mercados europeos, que quedaron rezagados el pasado año. El IBEX 35 se anotó una subida del 4,14% semanal y el índice europeo EuroStoxx 50 avanzó un 2,60% este principio de año. En Wall Street se volvió a marcar máximos históricos con subidas semanales del 1,83% y del 1,61% en el S&P 500 y Dow-Jones respectivamente.

Existen motivos que animan a pronosticar que esta tendencia alcista se alargue, por lo menos la primera mitad del año. Como siempre pronosticar, que no vaticinar. Pronosticar en base a escenarios y probabilidades porque, como saben, uno de nuestros lemas es que no tenemos la bola de cristal con la verdad absoluta. En base a los pronósticos se pueden preparar los medios para construir las carteras adecuadas. Lo lamentable es contar con un pronóstico que finalmente resulta acertado y no haber orientado nuestra cartera de acuerdo con él. Más o menos lo sucedido este fin de semana con la simpática borrasca Filomena en el centro de la península y la actuación de las autoridades al respecto. Un buen pronóstico y una mala preparación de los medios.

La primera consideración que debe tener el inversor es diferenciar entre lo que sucede en el presente y lo que va a suceder en el futuro. Los mercados anticipan la realidad futura y aunque ahora estemos entrando en una situación delicada, con una oleada de contagios y reducción de empleos, tenemos que visualizar la situación económica en la segunda mitad del año.

A corto plazo podemos asistir a afecciones de la pandemia en la economía, pero a medio plazo el escenario cambiará radicalmente. La vacunación reducirá el impacto de la pandemia y llegará la normalización de nuestras vidas. Se producirá un aumento importante de la demanda porque estaremos predispuestos a consumir. Las familias, no perjudicadas por el Covid, han ahorrado más que nunca, todos tendremos ganas de gastar y de hacer las cosas que no hemos podido hacer en los últimos meses. Por otro lado, la subvención por parte de los estados de las situaciones familiares más perjudicadas por el Covid, va a permitir que la salida hacia la normalidad en estos casos sea más fácil. Podemos asistir a una explosión de la demanda que generé un gran impulso en las cifras macroeconómicas. Por el lado de la oferta, los programas de liquidez han permitido mantener intactas las capacidades productivas de aquellas empresas más penalizadas por la situación y podrán dar respuesta a esa explosión de demanda.

Podríamos asistir a un repunte de la inflación porque el entorno de liquidez y tipos bajos va continuar algo más de tiempo. Los Bancos Centrales ya han informado de que una inflación incipiente no cambiará sus planes sobre los tipos y sus políticas monetarias. Podemos entrar en un periodo de inflación sin reacción inmediata de subida de tipos.

Este entorno beneficia especialmente a los activos de renta variable. La inflación, la mejora de los indicadores macroeconómicos y la liquidez son las mejores noticias para las bolsas. Incluso en unos primeros momentos de subida de tipos las bolsas tienden a reaccionar positivamente.

La renta variable va ser el ganador en esta situación, porque la revalorización de los activos de renta fija en 2020 ha hecho que los retornos de estos sean cada vez menores y va existir una mayor apetencia por los activos de riesgo, dado su mayor rendimiento relativo. Esto no quiere decir que a corto plazo nos encontremos con caída en las valoraciones de las carteras de renta fija, ya que los Bancos Centrales parecen dispuestos a mantener bajas sus Tires con sus programas de compra de activos. Hay liquidez suficiente para soportar valoraciones en ambos activos.

En los activos de renta variable, la selección cobra especial importancia. La normalidad va a reducir el Gap que se ha generado en los mercados entre los sectores favorecidos y los penalizados por la pandemia. Aunque hay tendencias que han venido para quedarse, como la inversión socialmente responsable, debemos considerar una rotación de las carteras hacia sectores con mayor recorrido en una situación de normalidad. Aerolíneas, turismo, bancos, petroleras y gasísticas, bienes de consumo, etc… deberían ser los sectores que se deberían apuntar revalorizaciones en la normalidad, frenando los ímpetus de compañías tecnológicas, biotecnológicas y del sector salud o comercio on line. Atentos a las correcciones en estos últimos sectores, ya que pueden ser buenas oportunidades de entrada.

En los activos de renta fija deberíamos considerar incorporar en las carteras los bonos ligados a la inflación. Estos activos se pueden beneficiar de un repunte en la inflación y por otro lado, al no esperarse un repunte de tipos a corto plazo, no se verían perjudicados por el eventual repunte de tipos.

La semana entrante se conocerán datos de producción industrial europea y estadounidense, que se espera que mejoren, y datos de inflación en Estados Unidos que si repunta será bien recibida por las bolsas, según he comentado en este artículo. Salvo sorpresas, no hay motivos para tener un saldo semanal negativo en los mercados de renta variable.

Citas económicas de la semana:

Lunes: IPC de China. Producción industrial en España.

Martes: Encuesta JOLTs de oferta de empleo en EE.UU.

Miércoles: Producción industrial en la zona euro. IPC en EE.UU. Libro Beige de la FED.

Jueves: PIB de Alemania. El Tesoro español subasta obligaciones a 10 años. Comunicación del BCD sobre política monetaria. Nuevas peticiones de subsidio de desempleo en EE.UU.

Viernes: IPC de España. Balanza comercial de la zona euro. El Tesoro español subasta letras a 6 y 12 meses. PIB de Gran Bretaña. Ventas minoristas y producción industrial en EE.UU.

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